CAPÍTULO 02

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________:

Con mis llaves, abrí la cerradura de la puerta. Y con mis caderas empuje para que se abriera. Yo y Katherine entramos a mi casa, mientras que ella dejaba su bolso en la mesa de la cocina y yo en el sofá.

- ¡Vamos ______! - dijo mientras subía a mi habitación apurada. Suspiré, no tenía ánimos para ir... Cuando entré, ella ya estaba husmeando en mi armario, mientras sacaba, perchas, y perchas de ropas, camisas, faldas, camperas, pantalones. Y se arrastró en el suelo, para abrir el cajón de los tacones, y los tiró en el suelo. En unos segundos mi armario estaba completamente vacío.

- Bien _______ - dijo poniendo un dedo en su barbilla - Metete a bañar - me ordenó, me fijé en el reloj de la mesa de mi cuarto.

- Pero son las cinco y media de la tarde - dije muy obvia - Esa carrera es a las once de la noche Katherine. Es muy temprano.

- ¡Es tarde ______! - dijo levantando sus brazos hacia el cielo - Cuanto tiempo demoraremos en pintarte, ondularte el pelo, vestirte, y arreglar los últimos detalles. ¡Te vas a la ducha en este preciso momento _______ Jones! - dijo gritándome mientras me tiraba dos toallas color pastel a la cara.

Me reí mientras abría el grifo de la ducha, y esperé unos minutos para que el agua se entibiara. Entré a la ducha, completamente desnuda, por supuesto. Empecé a mojar mi cabello castaño, mientras ponía shampoo y el acondicionador. Lo enjuagué y busqué la esponja y puse en ella jabón líquido de jazmines, y esparcí la espuma ya formada en todo mi cuerpo, dejando una deliciosa fragancia. Luego cerré el grifo mientras enroscaba una toalla en mi cabello y la otra en mi cuerpo, y salí del baño.

Cuando abrí la puerta, me encontré a Katherine, ya bañada al igual que yo, con una toalla en la cabeza y una en el cuerpo. Abrí mis ojos en asombro.

- ¿Ya te bañaste? - le pregunté.

- Claro ______ - dijo sarcástica - Estabas demorando demasiado y bueno, me adelanté.

- Está bien... - le dije mientras miraba los conjuntos ya preparados.

- ¿Cuál es el mío?

- Oh, el del corsé y los jeans ajustados - la miré queriendo asesinarla ¿Corsé? ¿Jeans ajustados? Oh, no. ¡Claro que no!

- Oye, no me mires así - dijo levantando las manos fingiendo ser inocente.

- ¡Me veré como una prostituta Katherine! - le dije todavía anonada.

- Espera... - dijo tratando de calmarme - Una cosa es ser sexy y otra prostituta, además no se para que lo compraste si no lo usarás - dijo levantándome su rubia ceja derecha. Aunque es verdad, solo lo compré porque me pareció lindo.

- Está bien, si me violan es culpa tuya Katherine - dije causando su risa.

- Oh - dijo agarrando una pequeña caja - Ten - la lanzó en el aire y la atrapé. Decía "Victoria Secret."

- ¿En serio? - dije suplicante - ¿Enserio Katherine? - Abrí la pequeña caja mientras que con mi mano saqué unas pequeñas bragas, que no deberían llamarse bragas, si no hilos. Me reí eufóricamente mientras la sostenía con un dedo en la mano. Esto parece ser sacado del hilo del costurero de mi abuela.

- ¡Katherine esto no son bragas! -reproché.

- Claro que lo son, deja de comportarte como una niña y póntelas - Y se fue al baño cerrando la puerta, suspiré y me comencé a cambiar.

Cuando terminé quedé asombrada, me miré al espejo, esta no soy yo. Definitivamente esto me hace mas figura. Realza los pechos que no deben ser míos y el trasero ni que hablar. Sentí un silbido atrás mío. Era Katherine.

- Pero estás que ardes Jones - rió, al igual que yo - Ven sácate esa toalla, que vamos a peinarte.

Desenredó mi cabello, y puso unas cuantas cremas para el brillo, lo secó con una secadora, y con una tenaza, hizo las ondas en las puntas que caían sobre mi espalda como una cascada, me retoqué el maquillaje y luego de unos minutos, las dos estábamos listas eran las once y quince minutos. Valla que estaba en lo cierto. Puse perfume, prácticamente en todas partes y bajamos los escalones listas para irnos a la carrera.

- Vamos en mi auto - propuso Katherine - Ya que te quitaron el tuyo - se rió, no era para nada gracioso. Solo porque saqué un ocho en matemáticas el mes pasado.

- Está bien - dije de mala gana mientras íbamos en la Toyota deportiva de Katherine. Una vez adentro, el aire se hizo pesado.

- Pon la radio, me aburro -Katherine, con un pequeño control la hizo andar y en ella comenzó a sonar "Feel This Moment."

Yo con Katherine, comenzamos literalmente a cantar y a bailar dentro de la camioneta. La estaba pasando bien, pero llegamos.

Las motos estaban estacionadas unas tras otras, una multitud abrazadora de gente, gritaba, y se movían para alcanzar las primeras filas. Katherine tomó mi brazo y me empujó hacia donde estaban los competidores.

- ¿¡Katherine que carajos hacemos aquí!? - le pregunté mientras me sentía intimidada por las miradas que se posaban en nosotras.

- Hay que tener mejor vista de los muchachos - dijo mientras guiñaba el ojo a un castaño con ojos celestes - Vamos _______ no seas amargada, hoy hay que divertirse. Estas muy sexy - me dijo mientras me miraba - No te arreglé para nada.

Bufé mientras miraba hacia el frente esperando que comenzara la carrera de una vez por todas. Mientras más antes, mejor.

- ¡Señoras y señores! - dijo el presentador de apenas veinte años - ¡Comienza la gran carrera siamesa! - ¿Siamesa? Siamesa son dos personas juntas... pero... Estos chicos no tienen acompañante...

- Si claro ¿Dónde subo? - dijo Katherine a mi costado.

¿¡Pero qué carajos!?

- ¡Katherine Collins! No subes a ninguna moto - le dije tratando de ser seria, pero el temor de lo que le pasaría me recorría cada centímetro de las venas.

- Vamos muchachita no seas amargada - dijo el rubio con ojos azules de la motocicleta.

- Tiene razón _______ - dijo Katherine, con una mirada fría y asesina.

Sentí unas manos grandes y calientes rodearme la piel de mi cintura descubierta. Salté en el mismo lugar asustada.

- Tranquila preciosa - dijo un rubio con ojos verdes a mis espaldas.

- Para tu información mi nombre no es "preciosa" - haciendo comillas con mis dedos - Primero suéltame ahora y segundo aléjate de mí - El chico silbo mientras negaba con la cabeza baja, levantó la vista y me miró.

- Solo quiero que vengas conmigo nena, acompáñame en la carrera - me reí totalmente falsa, mientras que el levantaba una ceja divertido.

- Quedan dos minutos para comenzar la carrera más grande del año - dijo el anfitrión, mientras que la multitud gritaba enloquecida.

- No - quedé totalmente seria. Fue mi respuesta mientras me iba alejando.

Sentí dos grandes brazos rodeándome la cintura y elevándome a unos hombros. Era el mismo chico.

- ¡Suéltame pedazo de imbécil! - le dije pataleando en el aire.

- Pero que boca damita - dijo mientras largaba una carcajada. Y pude ver que me sentaba en su moto, pero a la reversa. Y él se sentaba en el mismo asiento para arrancar la moto. Mis vellos del cuello se erizaron por completo, dándome a entender que estaba literalmente muerta del miedo.

- ¿Pero qué haces? ¡Voy a morir! - mi voz se estaba quebrando, mientras que mis ojos se estaban cristalizando.

- Tranquila preciosa - dijo encendiendo su motocicleta - Nada te pasará mientras estés conmigo.

Encontrando El Amor (Kendall Schmidt)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora