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—¡Inosuke! No está permitido comer en mi clase—Regañé al peliazul que estaba comiendo desesperadamente las galletas de Zenitsu.

—Lo siento profesora Sukugu— Se disculpó diciendo mal mi apellido.
—¡Sabes que mi apellido es Suguru!— Reproché con una risita divertida—Ya les dije que me llamen ______, conmigo no es necesaria tanta formalidad—Les sonreí y retomé la explicación.

Al terminar la clase salí del aula y fuí directo a la sala de profesores para poder descansar y esperar a mi próxima clase.
—Señorita Suguru, debemos hablar— Me pidió Rengoku. Era raro que me hablé con tanta formalidad sabiendo que somos pareja desde hace ya 2 años y ya estamos comprometidos.

—Por supuesto, querido— Le contesté con una tono de voz dulce. Me levanté del sofá y lo seguí—¿De qué querías hablar?— Le pregunté con tranquilidad.

—Sabes que somos prometidos y novios desde hace tiempo... Yo te amo mucho pero preferiría dejarlo como amigos— Hizo una pausa para suspirar. Sentí una punzada en mi pecho— Te engañe ______ y eso me hizo ver que solo te quiero como una amiga— Apartó su mirada con vergüenza.

Yo me quedé sin hablar... ¿Me veía como amiga meses después de pedirme matrimonio?
—¿Qué?— Fue lo último que pude formular. Levanté la mirada hacia Kyojuro y lo mire a los ojos notando que no había ni una pizca de mentira en ellos—¿Por qué me lo dices ahora?—Lágrimas se comenzaron a formar en mis ojos—¿Por qué me pediste matrimonio?— Un fuerte dolor en mi pecho se hizo presente.

—Lo siento _____ pero ya no te amo de la misma manera—Se disculpó haciéndo una reverencia. No podía ver ni una pizca de dolor en sus ojos, mientras que yo luchaba por guardar las lágrimas.

Con mi ceño suavemente fruncido de la tristeza saqué el anillo de compromiso en mi dedo y se lo dejé en la palma de su mano.
—Vete— Le susurré.

—Ya no hablaremos si no es por los alumnos o por el ámbito escolar—Me miró una última vez y se dirigió a la puerta, ví como tiró el anillo al tacho de la basura que estaba al lado de la puerta cuando salió.

Al ver cómo salió de la sala algunas lágrimas cayeron por mis mejillas pero inmediatamente me recompuse al notar que en 10 minutos me tocaba la última clase del día.

Suspiré limpiando mis lágrimas mientras me dirigía al aula.
Entré viendo a los alumnos y dí la clase. Claro que aún me dolía la situación anterior pero no puedo dejar que mis alumnos se preocupen por eso.

Al terminar la clase tomé mis cosas y salí de la institución. Tomé un bus que me dejó a una calle de mi edificio.
Al llegar me subí al ascensor y fuí a mi departamento.

¿Por qué tengo tantas cosas y fotos de él? En el living había dos fotos enmarcadas de nosotros. Mi habitación estaba con su perfume y con los peluches que me regalaba.

Me senté en mi cama desbloqueando mi teléfono viendo las fotos que tomé el día que me pidió matrimonio manchando la pantalla de aquel dispositivo con mis lágrimas.

—¿Por qué lo hiciste?—Susurré para mí misma mientras dejaba las lágrimas fluir.
No podía entender el porque de todo esto. ¿Cómo fue capaz de engañarme?

Limpié con dureza las lágrimas que yacían en mi mejilla. Fuí al baño a mojarme la cara.

Mi rímel estaba corrido y las lágrimas eran negras manchadas por el color del maquillaje en mis ojos.
¿Merecía todo esto? ¿Fuí insuficiente para él y por eso me dejó de amar?

Esas preguntas invadian mi mente mientras el agua fría impactaba contra mi rostro.
Me desmaquille con un algodón y el líquido especial para eso. Me lavé nuevamente la cara y me sequé con una toalla.

Me cambié mi ropa al pijama y me acosté en mi cama. Volví a agarrar el teléfono y comencé a poner las fotos que tenía con Kyojuro en la papelera pero fuí incapaz de borrar una foto en dónde salía con Kyojuro y el pequeño Senjuro, su hermanito.

Ese niño era un sol, aunque tenía 13 años todavía era muy inocente.

—Me pregunto cómo reaccionará al saber esto—Pensé mientras apagaba mi teléfono. Aún tenía ganas ganas de llorar pero me obligué a dormir.

ɪɴꜰɪᴇʟ || 𝘒𝘺𝘰𝘫𝘶𝘳𝘰 𝘙𝘦𝘯𝘨𝘰𝘬𝘶Donde viven las historias. Descúbrelo ahora