III

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Al día siguiente fuí nuevamente al instituto y dí las clases normales que tenía asignada para ese día.

Me dirigí al salón donde se iba a hacer la ceremonia de graduación. Allí se encontraba Giyuu de espaldas.

Toqué con un dedo su hombro para que se dé vuelta—Hola Giyuu-San, vine a ayudarte como le dije—
—Hola Señorita Suguru— Habló con una suave sonrisa que casi ni se notaba.
Lo saludé nuevamente con la mano.

—¿En qué te ayudo?— Le pregunté con un tono amable.
—Mira, necesitamos colgar estás guirnaldas allí—Me dijo mientras señalaba la zona a decorar.
—Está bien—Susurré y agarré unos pinchos. Agarré una silla del salón y me subí para poder colocar las guirnaldas. Al terminar de ponerlas bajé teniendo cuidado de no caerme.

  (. . .)


—¿Entonces eso es todo?— Le pregunté a Giyuu. Hace unos minutos habíamos terminado de decorar el salón. En dos días sería la graduación y debía estar todo preparado. Nosotros al ser profesores no siempre tenemos ratos libres en la institución, por lo tanto, cualquier pequeña brecha es utilizada para organizar estas cosas.

Ví un adorno en el suelo, me agaché y lo recogí. Me acerque a Tomioka para dárselo.

—Tomioka-San... Faltó este... ¿Lo guardamos?—Le pregunté con una sutil sonrisa. Él me miró y al parecer quería tomarlo—Ten—Agarré su mano con delicadeza y puse el adorno de papel en medio de su palma.

Aún tenía su mano agarrada, era suave y cálida. Levanté la mirada para ver su rostro y me encontré con sus mejillas rosadas, inmediatamente sentí una calidez en mi pecho. Se veía demasiado tierno así.

Después subí mi mirada a sus ojos. Ya sabía que eran oscuros pero no sabía que tenían tanto brillo.
—E-Eh _______-San... Debo ir a guardar esto—Me dijo Giyuu, parecía que estaba nervioso. Salí de mi trance y solté su mano y desvíe mi mirada.
—Está bien—Le contesté con una suave sonrisa y después ví como casi sale corriendo del salón.

—Lo incomode...—Pensé reprochandome a mi misma. Claro, me sentía mal conmigo misma por hacerlo sentir así... ¿Pero por qué lo hice? ¿Por qué sentía que mi pecho se calentaba al tocar su mano?

Después de unos minutos de pensar en la situación que acabó de pasar salí del salón cerrandolo, Giyuu tenía la llave para cerrarlo así que solo arrimé la puerta.

Mientras caminaba por lo pasillos a lo lejos pude ver cómo Mitsuri Kanroji se me acercaba, ella era la profesora de ESI.
—¡______-Chan! ¡El director la busca en su oficina!—Me dijo la mujer con un suave sonrojo. Mitsuri era muy amable y aunque sea profesora de Educación Sexual Integral siempre estaba sonrojada al enseñar.

—Gracias por avisar Mitsuri-Chan—Le agradecí con una suave sonrisa y fuí hacia el despacho del director.

Al llegar toqué la puerta—Puedes pasar—Se escuchó la voz suave del director.
Al abrir la puerta lo ví sentado con una suave sonrisa y una mirada serena.
—¿Me necesitaba Oyakata-Sama?—Hice una leve reverencia.
—Siéntate, _______—Me indicó el asiento frente a él. Lo obedecí—He notado como tu relación con Kyojuro cambió— Mis cejas se levantaron levemente ante la mención del tema.

—Si, así es Ubuyashiki-San, pero no se preocupe, eso no afecta en lo absoluto mi trabajo—Le dije tratando de mantener la compostura. No era de mi agrado hablar del tema tan libremente aún.
—Y eso lo sé, simplemente quería hablar contigo un momento como lo hice con Kyojuro—Habló con tranquilidad.

  (. . .)


Me sequé algunas lágrimas de mis ojos con mi dedo.
—Sé que es difícil, pero si necesitas hablar con alguien yo te escucharé—Me miró con suavidad y me dió un abrazo.
—Oyakata-Sama—Susurré y correspondí su abrazo. Él era una persona muy tranquila, siempre que le contabas tus problemas te oía y si llorabas te consolaba.

—Eres alguien muy increíble y estoy seguro que lo sabes—Acarició mi cabello mientras aún me mantenía entre sus brazos— Eres fuerte y no dejes que alguien te diga lo contrario ¿Si?—Susurró y me soltó con suavidad.

Habíamos pasado casi una hora hablando y eso me hizo bien.
—Ya te puedes retirar si así lo deseas, puedes venir cuando quieras—Comentó aún con una suave sonrisa. Hice una reverencia.
—Gracias Ubuyashiki-sama—Le agradecí y con una suave sonrisa me fui de su despacho. Nunca me cansaré de hablar con él, definitivamente es mejor que un psicólogo.

Revisé el calendario en mi celular y me dí cuenta que tenía una última clase, me había olvidado y ya iba 2 minutos tarde.

Me apuré y llegué al aula.
—Buenas tarde alumnos—Los saludé con una sonrisa y ya enseguida vino Tanjiro a saludarme... Me había olvidado que él es el presidente del curso.
—Buenas tarde señorita Suguru—Se acercó a mi escritorio—Le quería preguntar si en el receso me podía explicar algo sobre la tarea, es que... No lo entendí—Me consultó con amabilidad.

—Por supuesto que sí Tanjiro-Kun— Contesté y él asintió con una sonrisa y se fue a sentar en su lugar.

    (. . .)

Estaba escribiendo en el pizarrón hasta que ví como lanzaron una bola de papel.
—¿Quien fué?— Les pregunté con un tono serio. Nunca me ponía totalmente seria pero hoy estaba cansada y el curso se estaba comportando como nenes de preescolar.

Mi vista se fueron a dos personas, las únicas que harían algo asi. Genya Shinazugawa e Inosuke Hashibira.
Me acerqué a la mesa de Inosuke.
—¿Fuiste tú?—Lo señalé. Pero él negó repetidas veces.
—Se lo juro señorita Suguru, yo no fuí hoy—Cuando Inosuke terminó de decir eso oí un suspiro nervioso de Genya. Ya sabía quién había sido.

—Así que tú fuiste hoy—Lo miré y Genya desvío la mirada—No te haré nada... Pero se lo diré a Sanemi-San— Le dije con una sonrisa de maldad. Pude ver cómo se contrajo.
—¡No lo haré otra vez! ¡Perdóneme ______-San!—Me miró a los ojos con una mirada de perrito callejero para ablandarme.
Suspiré—Que sea la última vez—Le dije y Genya asintió. Al cabo de 10 minutos volví a la clase y nadie más se atrevió a molestar.





ɪɴꜰɪᴇʟ || 𝘒𝘺𝘰𝘫𝘶𝘳𝘰 𝘙𝘦𝘯𝘨𝘰𝘬𝘶Donde viven las historias. Descúbrelo ahora