Veneno

Matando al piloto automático

     Ahógame, mátame en esta taza de café con música romántica de hace más de 2 décadas. Mátame con buenos libros y vista a un parque, arrástrame por un boulevard. Me entrego deliberadamente a la inyección letal de rock clásico y de karaoke a plena calle. Hazme una tumba en el puente flotante o en Malecón, con marcas por donde hemos dejado nuestros pasos. Quiero quedarme en este instante de felicidad añejada. De tantos deseos postpuestos por la productividad y el falso ahorro, por el maldito demonio de la responsabilidad y del sacrificio. Por la hipocresía de cuidar tanto de otros sin cuidar del único ser a mi cargo, mí mismo.

    Hoy me mato a mí misma con cada antojo satisfecho, al piloto automático que maneja mi vida. A ese lado de mí que me deja fuera, en pausa, a la espera de un fallo de su total control. Hoy dejo el "para después" de belladona con que me mantenía dormida para abrir los ojos y devorar el Sol. Hoy salgo a las calles, dejando la pena en casa y con el arrepentimiento bloqueado. Sin miramientos, sin dudas. Solo un paso y luego otro paso.

     Mato con gusto a mi ansioso, al obsesivo maquinador que me maneja y que vive en futuro, pensando en el mañana. Ahora me ocupo del hoy, que está en mis manos. Asfixio con cada trago al exceso de planes y al modo de vivir como si muriera a cada instante. Le arranco los ojos con cada libro leído sin propósitos de minería de conocimiento, sino por SIMPLE amor. Quiebro la rutina con las madrugadas que comparto con la noche, las estrellas y la buena compañía. En ese romance con el "dejarme llevar", sin tanto calendario.

    Viendo las oportunidades como un catálogo, no como misiones. Dejando ir lo que no fue y sin preocuparme mucho por lo que será. Mañana será otro día. Como a mi antojo bombardeando con ácidos y cristales de sal y azúcar. Canto a todo pulmón para reventarle el tímpano. De hecho, ahora mismo voy a abandonar esto y me retiro indisciplinadamente a leer un libro cualquiera. En la sensualidad de arriesgarme a no terminar nada y dejar las cosas perfectamente inconclusas.