9|Los Wallace

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Summer sonrió mientras veía a Adam entrar a su jardín. Esa tarde era la cena anual que sus padres hacían para su equipo de Hockey.

Había empezado como una tradición cuando jugaba en los pee-wee, algo sobre conocer a los demás padres.

Era aburrido, las madres pasaban horas hablando sobre la próxima recaudación de fondos de la asociación del equipo y los padres se emborrachaban y presumían las estadísticas de juego de sus hijos.

Summer había dudado un poco en invitar a Adam, no porque no lo quisiera ahí sino porque no quería que la primera vez que conociera a sus padres fuera en ese ambiente tan superficial.

Pero entonces Rick abrió su bocota y lo invitó como venganza por aquella vez que Summer lo delató cuando se escabulló de noche para ir a ver a Mindy.

-Es más formal de lo que pensé-. Le dijo Adam cuando se acercó para darle un beso en la mejilla.

-Te dije que podías no venir, es una tortura-.

-¿Y abandonarte?-. Le preguntó -Ni loco, prefiero que nos torturen juntos-.

Summer sonrió, en verdad le gustaba Adam.

-Ven-. Le tomó la mano -Quiero presentarte a mis padres-.

Para su suerte tanto los padres de Summer como los de Adam ya se encontraban hablando juntos.

Y Summer se dió cuenta que sus padres eran muy diferentes. Ella esperaba encontrar a unos padres obsesivos con el hockey, esperando los mejores resultados de su hijo y exigentes con las notas de la escuela.

Pero en cambio se sorprendió cuando el Señor Banks usó las palabras "diversión"  y "Hockey" en la misma oración.

-Tus padres son geniales-. Le susurró Summer cuando se alejaron para tomar algo.

-Gracias, los tuyos igual-. Ella soltó una risa.

-No tienes porque mentir-.

Adam abrió los ojos -No miento, quiero decir, son exigentes pero lo hacen porque saben que eres la mejor-.

Soltó un suspiro -Mi padre solía ser así antes, cuando aún no entrenaba con los ducks pero entonces en un juego me golpeé la cabeza y supongo que se dió cuenta que un juego no valía la vida de su hijo-.

Summer sirvió dos vasos de limonada -¿Entonces sólo necesito tener una contución para que me dejen tranquila?-.

Adam soltó una risa y se acercó para depositar un beso en la frente -Ni se te ocurre lastimar esa pequeña linda cabecita tuya-.

Se encontraron con el resto del equipo en una mesa apartada de adultos y pasaron el rato hablando y jugando estúpidos juegos de mesa.

Summer adoraba a sus amigos, la habían aceptado como uno de los suyos tan pronto como puso un pie en la pista, la apoyaban en todo ¡Por un demonio! Habían aceptado venir a esa cena sólo porque sus padres la organizaban.

Los miro a todos con una sonrisa y sintió a Adam tomar su mano mientras discutía con Cole por hacer trampa en el juego.

Estaba muy feliz y esperaba que ese sentimiento no desapareciera en mucho tiempo.

-Eso fue divertido- le dijo Adam mientras esperaba que sus padres terminaran de despedirse.

Summer rodeó su cintura con sus brazos, apoyando la barbilla en su pecho -Me alegra mucho que hayas venido-.

Se paró de puntillas y le dió un corto beso en los labios.

-¿Quieres ir mañana a mi casa?-. Le preguntó Adam -Podemos pasar la tarde juntos y cenar con mis padres-.

-¿Debo ir formal?-.

-¡Oh si! Con vestido de noche-. Le dijo riendo -Sólo ponte algo con lo que te sientas cómoda-.

Al día siguiente Adam pasó por ella alrededor de las 4:00 p.m Summer había seguido sus indicaciones y llevaba sus pantalones de chandal favoritos y una sudadera vieja.

Cuando Adam la vió, algo cambió en su mirada. Sus mejillas se pusieron rojas y es que verla en esa ropa, así sin preocuparse por verse perfecta.

Se veía bellísima.

-Llevabas puesta esa ropa el día que nos conocimos-. Le dijo tan pronto como Summer entró a su auto.

Ella lo miró sorprendida -¿Lo recuerdas?-.

-Recuerdo todo-.

Entonces ella tomó su rostro y le dió un beso lleno de amor y adoración. Recordaba todo.

-Te ví ese día-. Le confesó Summer -En la asamblea y yo sólo le rogué al universo que fueras demasiado bueno para el JV-.

Adam soltó una risa -Bueno, si nos estamos confesando ahora. Cuando te conocí me intimidabas un poco-.

-¿Yo?-. Preguntó sorprendida.

-Si, tienes esa actitud extrovertida y me aterrabas-. Le tomó la mano y depósito un beso -Cinco minutos después ya me tenías loco por ti-.

La casa de Adam era parecida a la suya, grande e imponente pero cuando entró había una calidez en ella que casi se hecha a llorar.

-Vamos a mi cuarto-. Le dijo Adam arrastradola por las escaleras.

Su cuarto era lo que Summer esperaba, estaba lleno de pósters de equipos de Hockey y fotografías de él con su familia.

Miró una que había en su escritorio, era de los juegos de la buena voluntad, cuando su equipo se coronó campeón.

Adam sostenía un lado del trofeo y del otro lado la sostenía Charlie Conway.

Ambos se veían el uno al otro con una sonrisa mientras se abrazaban por los hombros, se veían cercanos. Como si fueran hermanos.

-Me olvidé de esa foto-. Le dijo mientras estiraba la mano para quitarla de ahí.

-¡No!-. Le dijo Summer -Dejala ahí, es un buen recuerdo. Te veías feliz ahí-.

Entonces el teléfono que había en su habitación comenzó a sonar, Adam contestó.

-¿Charlie?-.

Y entonces su cara se descompuso.

-Si, nos vemos-.

Summer se acercó rápidamente -¿Estás bien?-.

Adam se sentó con las manos en su cabeza. -Hans murió-.

Su novio le había contado interminables historias de Hans, su mentor y amigo desde que tenía once años.

Summer lo envolvió en un abrazo y lo sintió comenzar a sollozar.

Ella insistió en acompañarlo al funeral pero Adam quiso ir solo así que Summer sólo se encargó de mandar el ramo mas grande de flores que pudo encontrar en nombre de los Warriors, el equipo al que Adam pertenecía.

The Rookie (Adam Banks) ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora