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El piso

El viento arrastra los susurros de la noche hasta ti.

No te molesta, estás perfectamente acostumbrada a esa clase de sonidos, son cómodos y predecibles, no como ella. 

Al verla sientes como si te faltase el aire y no puedes impedir que una desagradable arcada inunde tu garganta. Está contigo, siempre está ahí.

Has intentado librarte de ella tantas veces, de tantas formas... Pero no se irá, tiene un cariño enfermizo por esa casa y no planea irse sin luchar. Solo puedes resignarte a convivir con su molesta presencia durante el tiempo que permaneces allí.

El crujido de la puerta al abrirse interrumpe tus pensamientos, es ella, ha vuelto. Diriges una mirada cargada de odio a la oscura figura que avanza torpemente a través de la puerta principal. Camina agachada, arrastrando algo muy pesado y atado con cuerdas de un llamativo color rojo que casi se camufla con la sangre que cubre parcialmente el objeto.

No necesitas esperar para saber de lo que se trata; una nueva víctima.

Has perdido la cuenta de las personas que han pasado por esa casa desde que llegaste, Camila es un ser insaciable y tú no dispones de suficiente poder como para detenerla, de modo que te limitas a observar impotente cómo toma a esa pobre persona y la coloca contra la pared, dispuesta a cobrarse una nueva víctima.

Deseas poder escapar de allí solo para no verlo, pero estás atrapada y ella ya comienza a tirar de la enorme masa de carne hacia la terraza. El miedo a la muerte vuelve a consumirte como si fueses tú quien se encuentra atada, rezas a cualquier ser que pueda escucharte por la salvación de esa pobre alma, porque tu miedo a esa espantosa presencia se disipe. Como si alguien respondiese a tus súplicas, unos suaves golpes en la puerta la distraen de su labor.

Se ve obligada a volver a dejar el cuerpo contra la pared antes de abrir. No puedes ver quién se encuentra al otro lado de la puerta pero sabes que se trata de una mujer, ambas hablan en voz baja y parecen muy ilusionadas por algo. ¿Sabrá esa misteriosa mujer lo que es Camila en realidad? ¿Será consciente de los horrores que es capaz de hacer?

Si lo es no parece importarle, ya que desaparece tras una breve conversación con tu demonio personal que vuelve a su trabajo. Parece más animada, casi jurarías que va dando saltitos de felicidad hasta el chico que ya comienza a retorcerse en sus ataduras. ¿De qué han podido hablar para que se encuentre tan animada de repente?

Tratas de apartar la mirada, incapaz de ver cómo lo obliga a precipitarse sobre la barandilla como hace con todos. Centras toda tu atención en las cajas que pueblan la casa, han estado llegando a lo largo de toda la semana y, con cada nueva entrega, sientes cómo tu estómago se revuelve. 

Pronto estarán aquí y ella tendrá nuevos juguetes con los que entretenerse.