Prólogo

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Fuego
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Destrucción

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Sangre

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Caos

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Todo estaba envuelto por un poderoso fuego, dejando todo lo que toque reducido a cenizas.

Los gritos de desesperación, las súplicas a los dioses no eran escuchados, puede que muchos antes de morir hayan pensado ¿Los dioses nos han abandonado? ¿ Qué pecado hemos hecho para merecer esto?

La desesperación era algo inevitable, todo estaba completamente destruido y ardiendo por las mismas llamas del infierno. La feroz batalla de aquel dragón Rojo y ese demonio había causado mucha destrucción y lo peor de todo, es que ningúna de las familias de Orario, fue ayudarlos, nadie fue a rescatar aquel pueblo en las cercanías de Orario.

– ¡Rápido, salgan de aquí! – los gritos del líder del pueblo resonaban por todo el lugar.

Mientras todos corrían por sus vidas, eran calzinados por el fuego de aquel dragón o eran aplastados por las casas, era un lugar donde no se podría escapar con vida.

¡Bell! ¿¡Dónde estás!? – Los gritos cada vez eran más fuerte.

El hombre se encontraba corriendo desesperado en busca de su pequeño hijo.

¿!Papá!? – Gritó al aire esperando que su padre lo haya escuchado.

Escuchando la voz de su hijo, el hombre de cabello Castaño logró verlo, observando cómo su pequeño hijo estaba rodeado por el fuego sin escapatoria, comenzo a recitar una magia en voz baja, para que segundos después, una magia débil de agua lograra apagar el fuego que rodeaba al pequeño niño.

– Aquí estás pequeño ¿Estás bien?  – El hombre se acercó abrazar a su hijo mientras revisaba que no tuviera ninguna herida.

– Estoy bien papá – dijo mientras se separaba del abrazo.

El hombre miró fijamente durante unos segundos al pequeño para después comenzar hablar.

Escúchame atentamente, Bell. Tenemos que salir de aquí ¿De acuerdo? No te separes de mí en ningún momento y si me llega a pasar algo, corre al bosque y no te detengas – Mirando con un semblante serio el castaño habló, el pequeño Bell asintió a las órdenes de su padre.

El hombre tomó la mano de su hijo y comenzó a correr a través del fuego que había, la sangre estaba por todo el lugar y varias bestias tambien estaban ahí, mientras corrían, el pequeño observó como varias personas que una vez fueron su familia estaban tirados en el piso, agonizando de dolor mientras varias partes de sus cuerpos estaban desprendidos de el.

El pequeño volvió a mirar al frente cuando notó que su padre se había detenido.

Frente a ellos había una bestia que los miraba con una gran sed de sangre.

Bell, a la cuenta de tres sal corriendo de aquí, es bastante peligroso, ve al bosque y escóndete en una de las cuevas – El hombre miró de reojo a Bell, quién se miraba completamente asustado.

– ¡¡¡Grrr!!! – La bestia rugio con fuerza mirando al castaño.

– ¡Corre, ahora! – la bestia se lanzó contra el castaño y comenzó atacarlo, mientras que el pequeño de cabellos blancos comenzó a correr a dirección al bosque.

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Corre
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Corre
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Corre

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Solo corre y no te detengas, no mires atrás

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Entrando al bosque, Bell siguió corriendo, dirigiéndose a la cueva que su padre le había dicho, en un pestañeo, el bosque se encontraba en fuego también y un gran ruido llamó la atención de Bell.

Acercándose al gran ruido de hace un momento, el pequeño observó a un gran dragón rojo con varias heridas. Bell se acercó un poco al dragón moribundo, quién lo notó en seguidamente.

– ¿Qué haces aquí, Ratoncito? – El dragón logró hablar a pesar que estaba bastante herido, sorprendiendo a Bell.

– Yo....tuve que huir de mi pueblo – habló mientras agachaba su cabeza y contenía las lágrimas que amenazaban con salir.

– Ya veo....– la voz del dragón se hacía cada vez más baja y sus ojos poco a poco perdían sus brillos.

– Tú, necesitas ayuda – Bell se acercó a la cabeza del dragón mientras ambos se miraban fijamente.

–  Tus ojos, son como el carmesí...es interesante chico, además dentro de tí, hay un chispa, una chispa que busca ser encendida por completo. – El dragón acercó una de sus garras a la cabeza de Bell.

– ¿Qué...estás haciendo? – El pequeño retrocedió atrás unos pasos mientras que el dragón comenzaba a levantarse con mucho esfuerzo.

Bell se quedó quieto mientras observaba como el dragón lo miraba intensamente y sus ojos comenzaban a brillar de una manera intensa, al igual que los de Bell.

Encender esa chispa dentro de tí – Dijo mientras el brillo de los ojos se ambos se intensificó y un fuego comenzó a rodear el cuerpo del dragón.

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A partir de ahora
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Tú y yo
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Somos uno solo
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Estamos unidos por un lazo de sangre
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Mi vida  te pertenece y tu vida me pertenece
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¿Qué....? – Bell llevó su mano directamente a su cuello, observando cómo un gran chorro de sangre provenía de ahí.

Minutos después, el albino cayó al suelo desmayado bajo la mirada del dragón.

Lo lamento, Ratoncito – Dijo para después caer muerto al suelo.

A lo lejos una silueta observó el cadáver muerto del dragón y comenzó a marcharse del lugar.

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Danmachi: Dragon Blood 

Dragon Blood | • Danmachi •Donde viven las historias. Descúbrelo ahora