"El Hospital"

Narrador:

En un hospital a las nueve de la mañana de un frío día de enero, una joven de aproximadamente 21 años había dado a luz. El ambiente en la habitación estaba cargado de una tensa expectativa mientras el equipo médico atendía el nacimiento. Finalmente, el llanto de un bebé rompió el silencio, anunciando la llegada de una nueva vida al mundo. Era una niña de una belleza innegable, con una cabellera marrón que recordaba a una hoja de otoño recién caída de un árbol. Sus ojos marrones tenían un matiz avellana claro, brillando con curiosidad ante el nuevo entorno que la rodeaba. Sin embargo, algo inusual llamó la atención del equipo médico...

-Lo siento mucho, señores James... Su hija tiene alexitimia, pero una forma muy extraña.-dijo el doctor con un tono de preocupación

La joven madre, Ivana, miró al médico con los ojos llenos de duda y temor, temiendo lo peor para su preciado bebé. Sus ojos verdes reflejaban una mezcla de incertidumbre y miedo, mientras su mente se inunda de pensamientos sobre enfermedades terminales y futuros inciertos.

- ¿El qué? ¿Qué es esa cosa llamada "alexatomuna"?-dijo aquella mujer con preocupación y duda

El padre, Nerón, de cabello marrón largo recogido en una coleta y una barba bien cuidada, se acercó a su esposa, preocupado por su estado emocional y buscando respuestas.

Con una voz suave dijo el hombre -Es "Alexitimia", cariño.- después se dirigió al doctor -Por favor, doctor, explíquenos qué significa.-

El doctor, con una expresión de miedo y pena en su rostro, buscó las palabras adecuadas para transmitir la difícil realidad que enfrentaban como padres.

-Su hija no podrá sentir ni experimentar emociones... Es una forma muy extraña de alexitimia, que difiere de la variante común.- dijo el doctor con voz apesadumbrada

La habitación se sumió en un silencio pesado, solo interrumpido por el llanto apagado de la pequeña niña en los brazos de su madre. Nerón quedó paralizado, su rostro reflejaba el miedo y la confusión que se apoderaron de él. Ivana, con la mirada fija en su bebé, sintió un profundo dolor en su corazón. La sensación de que algo estaba roto, irreparable, se apoderó de ella.

Los ojos vidriosos de Ivana se llenaron de lágrimas, mientras el peso de la realidad se hacía cada vez más evidente. Temía que su hija nunca pudiera experimentar la felicidad ni ninguna otra emoción que diera sentido a la vida.

-¿Cómo quieres que me alegre, Nerón? Mi bebé está "rota". Nunca podrá ser como los demás niños, nunca será...- dijo Ivana mientras lloraba

Nerón, desesperado por consolar a su esposa y encontrar un rayo de esperanza en medio de la oscuridad, intentó transmitirle calma y fuerza.

-Amor, nuestra hija no está "rota". Lo más importante es que esté sana y que el parto haya transcurrido sin complicaciones. Aunque no podamos comprender plenamente su experiencia emocional, aún podrá vivir una vida significativa.- dijo Nerón con un tono de alegria 

Las lágrimas seguían fluyendo por el rostro de Ivana, abrumada por la incertidumbre y el miedo. Sin embargo, la esperanza se aferraba a su corazón, alimentada por la creencia de que podría haber una cura para su hija.

-Pero no sabremos si será feliz... Tal vez exista una cura, algo que le permita experimentar la felicidad y otras emociones.-dijo con voz entrecortada.

Tratando de infundir esperanza-Tal vez haya una cura, pero incluso si no la encontramos, nuestra hija podrá encontrar su propia forma de vivir y ser feliz. Juntos, encontraremos la manera de ayudarla a enfrentar los desafíos que se presenten en su camino...-

Interrumpiéndolo, entre lágrimas -¡Pero...!-no pudo terminar la frase, su voz se quebró y volvió a llorar.

Nerón, sin dudarlo, tomó un pañuelo y con ternura limpió las lágrimas de Ivana, mientras sus ojos transmitían determinación y amor incondicional.

Con convicción-Tranquila, mi amor. Haremos todo lo posible para encontrar una cura. Recorreremos todos los hospitales, consultaremos a todos los expertos. No descansaré hasta encontrar una solución para nuestra hija.-

Ivana, aferrándose a la mano de Nerón, buscó en su mirada una promesa de esperanza.

-¿Me lo prometes?- con voz temblorosa

-Te lo prometo. Haremos todo lo posible para que Alicia pueda experimentar emociones y encontrar la felicidad en su vida. Juntos, encontraremos el camino.- dijo sonriendo con ternura

Se quedaron allí, mirando a su pequeña hija con una mezcla de alegría, determinación y amor inquebrantable en sus corazones. Estaban decididos a enfrentar cualquier desafío que la vida les presentara y a encontrar la forma de ayudar a Alicia a vivir una vida plena y feliz.

La niña rotaWhere stories live. Discover now