II

6 1 0
                                        

"Mis primeros recuerdos"

Narra Alicia:

Mis primeros recuerdos están llenos de hospitales y doctores. Desde muy pequeña, mi vida estuvo marcada por innumerables visitas médicas y pruebas. Aunque no entendía completamente lo que estaba sucediendo, sabía que algo no estaba bien conmigo. A los ojos de los médicos, yo estaba "rota", y ellos trataban de arreglarme. Mi madre intentaba explicarme en palabras simples lo que ocurría, pero a mis cortos cinco años, era difícil para mí comprenderlo todo.

Recuerdo cómo los médicos les dijeron a mis padres que no había forma de "repararme". Me dijeron que nunca sería una persona "normal" y que mi vida sería diferente a la de los demás niños. Aunque en ese momento no comprendí completamente las implicaciones de esas palabras, con el tiempo fui entendiendo que había algo que me distinguía del resto.

A medida que crecía, observaba a las personas a mi alrededor, viendo cómo experimentaban emociones como la felicidad, la tristeza y el enojo. Intenté emular esas emociones, pero no podía sentirlas ni expresarlas de la misma manera. Mi forma de percibir el mundo era diferente, y eso me hacía sentir como si estuviera en un constante estado de desconexión con los demás.

Mis padres hicieron todo lo posible por encontrar una cura para mí. Recorrieron incansablemente todos los hospitales y buscaron el consejo de expertos en busca de una solución. Estaban dispuestos a hacer cualquier cosa para ayudarme a encontrar un camino hacia la plenitud emocional.

A lo largo de mi infancia, esos recuerdos de hospitales y médicos se mantuvieron en mi mente como un recordatorio constante de mi condición. Sin embargo, también guardo un recuerdo fragmentado de algo que ocurrió hace mucho tiempo. En ese recuerdo, veo a un niño con una guitarra en un concurso de talentos. No puedo recordar más detalles, pero ese breve destello de música y talento dejó una impresión en mí.

Después de aquello, nunca volví a experimentar la misma sensación. Algo indescriptible se apoderó de mí en aquel momento, dejándome sumida en un estado de constante inquietud. Desde entonces, esa impresión se esfumó por completo, como si algo siniestro se hubiera desvanecido en las sombras de mi memoria. Solo una vez, en un instante efímero, fui capaz de percibir una presencia desconocida, algo que desató una corriente de misterio en lo más profundo de mi ser, dejándome con una sensación de insondable intriga que me acompañaría para siempre.

Pero da igual...

Da igual lo que haga para demostrar a mis padres que, a pesar de mi alexitimia, puedo vivir sin tener sentimientos. Ellos simplemente insisten en que estoy equivocada y que para ser "normal", debo experimentar emociones. Esta constante negación de mi existencia emocional genera una sensación de vacío y desolación en mi interior.

La niña rotaWhere stories live. Discover now