II

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Raven.

Había pasado una semana desde que venia a cuidar a Hoseok, esta noche había una tormenta terrible, los señores Jeon había llamado para decirme que llegarían muy tarde por que las carreteras estaban bloqueadas, también mi madre había pasado por lo mismo, así que me tocaría quedarme a dormir en esta enorme casa con Hoseok.

—Me dan miedo los truenos —habíamos hecho una especie de campamento en la sala, lo tenia abrazado sobando su hombro.

—A mi también un poco, pero estaremos bien, ¿Seguro quieres dormir aquí conmigo? ¿No estarías más cómodo en tu cama?

—No quiero quedarme solo, me da mucho miedo cuando no esta mamá y papá.

—Entiendo, bien —acomode las almohadas y me recosté junto con él —trata de dormir, me quedare despierta hasta que te sienta dormido.

—Gracias Raven.

Se acomodo en la almohada, yo me acaricié el cabello para relajarlo, con los ojos cerrados era aun más bonito, se olvidó rápido de los truenos y cayo rendido, poco después le seguí yo. Tal vez era una especie de reacción normal por estar durmiendo en una casa que no era la mía, pero tuve de esos sueños donde no puedes moverte.

Donde intentas gritar, pedir ayuda, pero no te sale la voz, sentía una mano en mi cintura por dentro de mi camisa, alguien me presionaba su pecho contra mi espalda, mi respiración se altero demasiado cuando la mano en mi cintura empezó a subir sobre mis pechos.

—¡NO!

El grito de Hoseok me despertó, me senté de golpe y lo observe parado con un vaso de agua desde el otro lado del sofá. Se le notaban los ojos vidriosos, miraba tras de mi con algo de furia.

—¿Hobi?

Dejo el vaso con agua en una de las mesitas y corrí hacia mi para abrazarme, se aferro a mi cuerpo temblando, yo lo arrulle y trataba de calmarlo, no entendía que pasaba, ¿tuvo un mal sueño? ¿Qué hacia de pie entonces?

Se quedo dormido pegado a mí de nuevo, seguía teniendo la sensación de alguien tocando mi cintura, eran manos más grandes, más ásperas. Tome las de Hoseok para observarla, pero estás eran pequeñas y delicadas, en definitiva el no era quien me abrazaba en el sueño. Trate de dormir un poco más.

Un olor a huevos fritos me despertó por la mañana, parpadee algunas veces. Hoseok seguía dormido a mi lado, me senté estirándome mirando como seguía el día un poco lluvioso.

—Buenos días, al fin despiertan —mire a Hoseok que se sentaba también frotándose los ojos —los vimos muy tranquilos dormidos, así que decidimos dejarlos descansar un rato más.

—¿Qué hora es?

—Son las nueve de la mañana, nosotros entraremos un poco mas tarde a trabajar, venimos a cambiarnos y dejarles la comida lista, tu madre paso a dejarte ropa limpia, si quieres ir a ducharte en lo que esta terminado el almuerzo, usa el baño de nuestra habitación.

—Gracias ¿Mi madre dijo algo más?

—Que marcaras cuando despertaras.

—Gracias.

Camine hacia el baño tomando la mochila que me había traído mi madre, había al menos unos cuatro cambios completos, tome mi teléfono y le marque a mi madre mientras me desnudaba para meterme a duchar.

—¿Mamá?

—Raven —se escuchaba constipada.

—¿Estas bien?

—Tengo un resfrió terrible, anunciaron que el clima seguiría igual, te deje mas de un cambio por si se pone peor de nuevo, en todo caso hija —hizo una pausa y la escuche sorber un poco la nariz —obedece a los Jeon.

—¿Segura estas bien?

—Si mi niña, cuídate, nos vemos más tarde.

Me duche algo inquieta, mi madre no se resfriaba como era enfermera, un resfrió era algo demasiado extraño, creo que tenia un sistema inmune muy fuerte, ¿alergia tal vez? Al salir de la ducha y tomar la tolla para secarme, sentí que alguien me observaba, mire la puerta, pero esta estaba cerrada, escuche una respiración aparte de la mía, la sangre se me fue hasta los pies, camine hasta la puerta para abrirla de golpe, pero no había nadie.

Me vestí rápido, baje rápido, no quería estar en esa habitación otra vez, los Jeon discutían algo con Hoseok pero no entendía del todo, solo sé que el pequeño estaba molesto.

—¡No es justo lo prometieron!

—Hijo sabes cómo es esto.

El niño se levanto de la mesa, todos se me quedaron viendo, Hoseok me paso de largo, los Jeon pusieron una cara afligida.

—¿Sucede algo?

—Solo una rabieta, quería que hiciéramos algo el fin de semana, pero tendremos que trabajar también, solo eso.

—Cariño, debemos irnos.

El señor Jeon casi no hablaba, solo me miraba de reojo, y cada vez que lo hacía, sentía que en su mirada se reflejaba algo de culpa, debo de controlarme, siento que alucino cada vez más. Desayune rápido y subí a la habitación de Hoseok, toque un par de veces y lo vi sentado en su escritorio dibujando algo.

—¿Quieres hacer algo hoy? La lluvia aun no para, pero podemos armar un fuerte o algo en la sala.

—Solo quiero poder quedarme contigo —seguía pintando yo me senté en la cama —no es justo.

—Me quedare contigo, al menos un tiempo más, a mí me agrada venir a cuidarte, cuando las clases comiencen puedes llamarme y vendré cuando pueda.

—No entiendes nada aún.

Se giro y me miro unos segundos antes de mirar detrás mío, la misma respiración que escuché cuando salí de la ducha, ahora, la sentía en la nuca, no quería girarme, sabia que alguien estaba parado detrás de mí.

—¡HERMANO, SOLO DEJAME TENERLA UN POCO MAS!

¿Hermano?

Cuando me gire solo alcance ver una mascara cubriendo la mitad de un rostro, después sentí un golpe en la cabeza, haciendo que todo se volviera negro a mi alrededor.

PerfectaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora