Final.

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Raven

Tal vez la noción del tiempo había escapado de mi racionamiento, o tal vez estaba torcida a tal punto que no me interesaba los días que habían pasado, había aceptado estar encerrada en un solo lugar sin necesidad de nada más, aunque las cosas habían cambiado mínimamente, metieron un colchón para cuando durmiera lo hiciera de manera un poco más cómoda.

Desde que me encerraron aquí evite mirar a los espejos, estaban por todos lados, pero mi reflejo en un principio me mostraba el terror y el dolor que sentía a cada momento, las pocas veces que lo observe, recordaba como mi madre había sido molida a golpes enfrente mío, por una bestia sin remordimiento.

Ahora estaba viendo mi reflejo fijamente, me encontraba con heridas abiertas desde el rostro hasta mis piernas, mi cabello estaba despeinado, y había rastros de semen esparcidos por mi cuerpo y mucho mas saliendo de mi vagina. Mi clítoris aun palpitaba ante la sensibilidad, Jungkook regularmente se quedaba a ayudarme a limpiarme y dejarme lista para el día siguiente, pero esta vez no me miro, tan solo salió desnudo de la habitación dejándome mirando hacia la chica del espejo.

Ladeaba mi cabeza como si fuera alguien extraño, buscaba alguna mueca de dolor, esas pupilas dilatadas que representaban el miedo, algún tipo de emoción. Pero solo estaba esa imagen descuidada y salida de alguna película de terror, mis mejillas tenían un rubor por los orgasmos previos, pero no había otra cosa más en mi rostro, ni una muestra de otro sentimiento, la chica en el reflejo estaba vacía y rota.

Al día siguiente solo la señora Jeon entro a la habitación, pero no dijo nada solo me acompaño a la ducha, dejo el desayuno y se marcho después de limpiar. Comía por inercia mas el apetito desde hacia mucho tiempo había desaparecido, cuando mi plato se encontró vacío me quede sentada mirándolo como si esperara algo más, solo levante mi mirada de aquel objeto cuando la puerta se abrió, mire a Hoseok, sus facciones eran un poco más maduras.

—Raven, me llevare el plato —incluso su voz había cambiado ligeramente —¿Raven?

Asentí —¿Hoseok? —se quedo quieto —no es que importe mucho, pero ¿Cuánto tiempo ha pasado?

—Dos años.

Quise sorprenderme, pero solo mire de nuevo el reflejo dañado en aquel espejo, las cicatrices en mi cuerpo debieron mostrarme el paso del tiempo, pero como dije en realidad no importaba.

—Vaya.

—Raven —Hoseok dejo el plato de nuevo y se me acerco para abrazarme —perdona por todo esto, perdónanos.

Tomo el plato y salió de la habitación, creo que él es quien mas afectado esta por todo esto, quien ha salido mas dañado en toda la oscuridad que envuelve a su familia, en la misma oscuridad que me invadió a mí. Es relajante porque no fue absorbido por todo esto, se mantiene a flote de alguna manera. Que envidia.

Pasaron dos días más, pero solamente vi a la madre en ese tiempo, ni Hoseok ni Jungkook, el padre casi nunca entraba aquí o mas bien nunca lo hacía, la tranquilidad me carcomía, era extraño, algo extraño, pues nunca se esperaba tanto a que mis heridas sanaran, se mantenían frescas para su deleite, pero ahora la costra que daba esa estúpida comezón se empezaba a formar.

Estaba rascando una cuando la puerta se abrió, lo mire y se quito la mascara de nuevo, su bello y marcado rostro tenía una expresión diferente, pero no lograba identificarla. Se acerco sentándose a mi lado en el colchón.

—Mi perfecta Raven.

Fue lo que dijo antes de besarme, que sus dientes jalaran mis labios haciéndolos sangrar, su mano se enredo en mi cabello, jalándolo para que le cediera el cuello, así dando las fuertes mordidas que siempre me daba, casi siempre me dañaba con algo antes de poseerme, pero ahora estaba usando su boca, sus uñas, arrancándome la ropa. No necesitaba mucho esfuerzo para hacerme sangrar, pues aunque ya las costras estaban formándose, basto con que sus uñas pasaran por las heridas para que el carmesí llenara sus manos.

Entre sus gruñidos y mis gritos del enfermo placer, no me percate cuando su vestimenta había desaparecido, estaba clavado en mí, moviendo mis caderas a su gusto, siendo agresivo, enterrándose sin piedad como cada día, en vez de los sonidos de placer que esto le provocaba, una respiración entrecortada se escuchó.

Miré a Jungkook, que parecía estar llorando de su ojo deformado, por primera vez sentí rabia, en todo este tiempo solo dos emociones me habían acompañado, el miedo y el placer, ahora me sentía furiosa.

—Perdóname Raven, pero no quiero aferrarme a ti, no quiero —seguía llorando y su erección tan firme dentro de mí, sentí que algo ardió en mi garganta y después lo tibio de mi sangre recorrer mis pechos y manchar su abdomen —perdón.

La rabia me consumía en mis últimos instantes de vida, la fuerza de mi cuerpo me había abandonado, mis brazos colgaban lánguidos moviéndose al ritmo de los bruscos movimientos, sus gimoteos se quedaban clavados en mis oídos y seria lo que llevaría.

La furia que me consumió fue por que me estaba mintiendo, después de todo este tiempo me mintió, fingía estar sufriendo por mi muerte cuando sus pupilas estaban dilatadas ante la lujuria que le estaba dando el verme morir mientras me follaba, él quería que muriera pensando que en algún punto sintió algo por mí, aunque sea un tipo de aprecio para un juguete que se había vuelto su favorito.

Lo peor del caso es que mi corazón se detuvo con la idea de que algo de eso fue verdad, pero solo fui un objeto mas que había dejado de ser perfecto y ahora necesitaba reemplazar...










Con esto termino el primer mini fic de este perfil, como dije en mi cuenta principal me ire a Hiatus unos dias, pero yo me siento satisfecha con el resultado de esto.


Quiero preguntarles ¿Que les parecio? Sean lo mas sinceras posibles, porque es la primera vez que me aventuro a algo asi de fuerte y descriptivo, como siempre besitos en la cola mis bolitas oscuras de perversidad.

PerfectaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora