VIII

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Pasó un tiempo, Luke y Anna se habían vuelto más cercanos, en las salidas que tenían, Jasper iba detrás de ellos molestándolos y cantando sobre la futura relación de sus amigos causando los sonrojos de estos dos

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Pasó un tiempo, Luke y Anna se habían vuelto más cercanos, en las salidas que tenían, Jasper iba detrás de ellos molestándolos y cantando sobre la futura relación de sus amigos causando los sonrojos de estos dos.

Era muy lindo ver como la relación que tenían de odio y amargura los dos jóvenes había cambiado a una linda amistad, cosa que Luke estaba trabajando para que algún día fueran algo más que eso.

Cuando Luke iba a ayudar a Grid al mercado, Jasper se escapaba a verla y a preguntarle los detalles de sus citas a solas con su fiel amigo. Ella le contaba muy emocionada, se podía notar en el tono de su voz y con tan sola verle a sus ojos, se le iluminaban como todo una enamorada.

El tiempo fue pasando y se hizo un año, la amistad que tenían los dos castaños era algo muy linda y fuerte. Las miradas que se daban y las sonrisas inocentes que se lanzaban, Jasper y Clark lo notaban con diversión.

El otro que lo notaba era Billy, el cual se la pasaba enojado viendo como un nuevo en el pueblo si podía lograr conquistar a Anna y él ni siquiera tenía un saludo por parte de ella. Sabía de todas las salidas que estos dos siempre tenían, cosa que lo enfureció más.

¿Qué tenía ese castaño que él no tuviera?

«Ni que fuera un príncipe», se decía siempre que los veía irse tomados de la mano.

Ese día celebrarían el onomástico de Luke, todos habían acordado que el mismo día que había sido encontrado por Jasper y Grid, sería que le celebrarían su día.

Lucerys se encontraba muy feliz, a pesar de que seguía teniendo sus sueños, seguían sin ser una parte que pudiera hacer que recordaran correctamente qué significaban o quién realmente era.

Aunque él no lo supiera, Rhaenyra siempre se asomaba en el balcón de Dragonstone esperando que su hijo regresara, lo hacía seguido, sin embargo, no había ninguna señal de este, ya había pasado un año y su hijo no volvía. La respuesta era clara, solo que ella no quería asimilarla.

Daemon entró a los aposentos y la vio tomando un poco de té mientras pensaba en algunas cosas.

—¿Estás bien, esposa mía?

—¿No sientes que este lugar es extraño?

—¿Por qué lo dices?

—Se escuchan los gritos de Athelstan, Viserys, Aegon y Visenya —admitió—. Pero ya no es lo mismo, es raro pasar por los pasillos y no escuchar como Luke pelea con Jace o con Joffrey por molestarlo con sus cosas. O cuando él venía a nosotros a buscar ayuda o a contarnos algo.

—Nyra...

—¿Me estoy volviendo loca? ¿es eso?

—No cariño, no estás loca —tomó sus manos y se las besó con dulzura—. ¿Qué quieres que haga por ti, mi reina?

Ella suspiró, frustrada.

—Quiero a mi hijo de vuelta, siento que estoy viviendo en un infierno sin él. Solo falta él.

Siempre Nos Encontraremos en el Mar #2 || Lucerys VelaryonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora