XXI

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Anna reía divertida mientras llevaba una venda en sus ojos para que no viera hacia dónde iban

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Anna reía divertida mientras llevaba una venda en sus ojos para que no viera hacia dónde iban. Luke la guiaba con cuidado para que esta no se cayera y no hubiera algún desastre.

—¿Dónde me llevas, ricitos?

—Tú sólo espera, es una sorpresa.

—No me gustan las sorpresas.

—Esta te va a encantar.

«Espero», pensó él.

¿Qué rayos tramaba el heredero de Driftmark?

Cuando llegaron, Luke le gustó lo que sus hermanos habían ayudado a prepararle a la castaña, se veía increíble. Con una gran sonrisa zafó el nudo de la venda dejando ver a la joven el precioso bosque que habían preparado.

—¿Qué rayos?

—Sorpresa.

La ojiverde se le iluminó su mirada al ver lo hermoso que estaba el bosque, era simplemente precioso lo que habían preparado. Las mariposas volaban a su alrededor dejándola enamorada, mientras ella observaba todo, Jasper le tiró un pequeño ramo de rosas como este había pedido para dárselo a su princesa.

—¿T-te gusta? —preguntó nervioso.

—Lucerys, es simplemente precioso —respondió fascinada.

Cuando fue a verlo este le entregó con una grata sonrisa el ramo de flores que había encargado.

—Luke...

—Quería darte un detalle, sé que no son tulipanes, pero quería hacerte algo especial

Ella lo miró enternecida, luego observó el ramón con curiosidad.

—¿Por qué solo hay una rosa roja entre las demás?

—Es como tu belleza, ojitos lindos, resalta entre todos los demás sin ningún esfuerzo.

Aquellas palabras hicieron que un leve sonrojo apareciera en el rostro de la dama.

—Gracias ricitos, me encanta y más porque me lo diste tú.

Ambos se vieron enamorados, Luke tomó su mano y la llevó a donde había una pequeña manta donde se acostaron para apreciar la belleza de la noche, las estrellas brillaban dando un toque hermoso al igual que las mariposas.

El castaño no dejaba de ver enamorado a la ojiverde, le daba ternura como se emocionaba con tan solo ver las mariposas o estar cerca de él.

—Anna.

—¿Sí?

—No quiero perderte, me duele cuando te alejas de mí.

—No quiero ser un estorbo —admitió con tristeza.

—No digas eso, no lo eres. Desde que te conocí me has importado —sonrió recordándolo—. Ese día Jace y yo nos habíamos escapado para aprender ciertas cosas que debíamos saber para el matrimonio.

Siempre Nos Encontraremos en el Mar #2 || Lucerys VelaryonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora