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Todos se encontraban en los aposentos de Lucerys a excepción de su madre, Daemon y sus abuelos.
—¿Se puede saber qué demonios harás ahora? —inquirió Jace.
—¿No es obvio? —preguntó Joffrey—. Va a ser padre, debe buscar a su futura esposa e hijo.
—Dejen a Luke que hable y cuente la verdad —intervino Aenya.
Las miradas viajaron hacia el Velaryon esperando una explicación.
—O sea, sí lo hicimos esa noche antes de la guerra —lo admitió—, pero estoy seguro que ella se tomó el té, la primera vez que lo hicimos ella también se lo tomó.
—En pocas palabras engañaste a mi hermana con un embarazo falso para zafarte del compromiso —dedujo Daeron.
—Algo así.
—Maldita sea, Luke, ¿sabes que hará madre cuando se enteré que le mentiste?
—Procuraré encontrar a Anna y solucionar eso.
Aemond rio.
—¿Y qué le dirás? —su tono era burlón—. Oh Anna, perdóname por lo imbécil que fui, ¿qué te parece si hacemos un bebé para luego llevarte con mi madre y que de por válido nuestro compromiso? —imitó su voz.
—Puede funcionar —apoyó Joffrey.
—Te vamos a ayudar —aseguró Rhaena.
—Yo sé que no me va a perdonar rápido, pero necesito buscarla y hablar con ella. Ya luego pensaremos qué haremos.
—Escapen a Essos.
—Oh claro, qué se vayan a Essos, qué buena idea, Joffrey.
—¡Solo trató de ayudar, idiota! ¡Quiero que mi sobrino viva bien!
—¡Ni siquiera existe!
Aenya se levantó y trató de calmar a Jace.
—Irás a King's Landing, Aemond te llevará.
—Yo no pienso llevar a ese imbécil a King's Landing —su esposa le dio una mirada, asesina—. D-digo, ¿cuándo nos vamos, mi corazón?
Daeron trató de no reír, Aemond iba adonde Aenya le ordenara.
—Hoy mismo, mientras más rápido aclaren las cosas, mucho mejor.
—Yo voy también —respondió Baela—. Les vendrá un poco de ayuda.
—Perfecto, los demás trataremos de negociar con el maestre para cuando la traigas mienta y diga que está encinta.
—Pero por si acaso trata de dejarle un hijo.
—¡Joffrey!
—Oh vamos, es lo mejor.
Todos rieron mientras Luke tomaba una bocanada de aire para luego verlos.
