Tics and Scratches

Capitulo 3

Notas del autor Og:
Bakugō se encuentra con un hombre espeluznante en este capítulo y hay algunos toques no consentidos. Si desea omitir este capítulo, ¡agregaré un resumen en las notas finales!

(Consulté el final del capítulo para obtener más notas)

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Bakugō dejo escapar un suspiro mientras cerraba la cremallera de su última bolsa. Se estaba haciendo tarde y no parecía que sus padres estuvieran mintiendo. Si realmente iba a caminar hasta lo de Kirishima, estaría ahí hasta alrededor de la 1:00 am. Mierda. Definitivamente debería haberse ido antes, pero honestamente solo tenía la esperanza de que sus padres aparecerían mágicamente o le transfererían algo de dinero. Pero aquí estaba él, mirando la puerta de la entrada abierta a las 11:00 pm, preparandose mentalmente para caminar hasta la mitad de camino a la U.A antes de detenerse en la casa de su mejor amigo y rogar que lo llevara. El Katsuki del pasado estaría tan decepcionado de sí mismo en este momento. Al menos todavía tenía la rebeldía en él para dejar una nota extremadamente cruda dirigida a sus padres pegada en el refrigerador.

Eventualmente, Bakugō dejo de postergar la situación y saco sus maletas por la puerta principal y bajó las escaleras del porche. Con cada paso en el camino se arrepentía cada vez más se sus decisiones, no es que tuviera muchas otras opciones. Hacía frío y estaba oscuro, podía sentir algunas gotas de lluvia que comenzaban a caer (porque, por supuesto, vivía en una comedia romántica de mierda, que llovía en cada jodida oportunidad). Pensando en ello, podría llamar a un pelos de mierda para que lo recogiera, pero se negó a caer tan bajo. Conociendo a la familia del odioso pelirrojo, probablemente todos estaban profundamente dormidos y ya soñaban con hombría y arcoíris. En momentos como estos, se encontró deseando ser parte de una familia como esa. Uno en el que todos se apoyarían sin importar que, en el que alguien realmente le importaba una mierda si te secuestraban. No es que necesita el amor de alguien ni nada. Todo eso es jodidamente asqueroso.

En el momento en el que estaba a medio camino de lo de Kirishima, estaba descontento en el mejor de los casos. Nunca se lo admitiría a alguien, pero estaba hecho polvo. La lluvia había aumentado en intensidad hace unos buenos 30 minutos y su ropa empapada lo hacía sentir como si estuviera arrastrando pesas. Estaba seguro de que su maleta pesaba más de lo que recordaba y empezaba a pensar que había metido accidentalmente la colección de rocas de su infancia en su mochila. Entonces, cuando en su reloj marco la media noche, finalmente se derrumbó y se sentó debajo de un puente al azar con el que se había encontrado. Probablemente no era una buena idea estar en un lugar tan tarde, incluso si era un héroe en entrenamiento, pero era el único lugar cercano que lo protegía. Para rematar toda la situación, su cuello se estaba volviendo jodidamente loco. Tenía vida propia completa, mientras se forzaba así mismo, hacia abajo y de lado a lado como si estuviera tratando de sacudir la lluvia de su cabello. Como resultado, un dolor comenzaba asentarse en lo profundo de su cuello y no estaba contento con eso. Honestamente, estaba comenzando a preocuparse por cómo iba a explicar esto en la escuela. Obviamente, su primer plan de acción era suprimir los movimientos el mayor tiempo posible, pero ese plan no duraría para siempre: vivía con la gente, por el amor de Dios, seguramente lo notarían en algún momento. Podía ceder y contarle a Aizawa sobre su teoría sobre el L.O.V, pero se había metido tanto en Kamino que realmente no quería echarle más leña al fuego. De cualquier manera, el resultado no fue el ideal.

Apenas se había escuchado cuando escuchó el chapoteo de unos pasos frente a él. Instantáneamente se puso de pie ya a la defensiva. ¿Por qué estaba tan jodidamente nervioso? Es el futuro héroe número uno, no debería tener miedo de una silueta se acerca rápidamente. Intento entrecerrar los ojos para distinguir la complexión de su atacante potencial, pero eso solo comenzó con el parpadeo obsesivo que lo metió en problemas la otra noche nuevamente. Lentamente, para no levantar sospechas, se inclinó para cargar su mochila en su espalda, listo para hacer una salida rápida dependiendo de las particularidades de la persona. Finalmente pudo distinguir la estatura de un hombre como para cernirse sobre él. La cabeza de Katsuki se giró hacía un lado mientras trataba de sacar su típica aura intimidante.