Tics and Scratches

Capitulo 10

Bakugō no estaba seguro de cuánto tiempo Kirishima y él estaban  en el pasto del parque abrazándose como si hubieran encontrado la solución para la paz mundial. Pero había dejado de llorar cuando la madre de Kirishima apareció en un intento de sacarlos del frío. Aturdido, había dejado que Kirishima lo llevara de la mano al otro lado de la calle hasta su pequeño auto rojo donde finalmente pudo tomarse un momento para procesar lo que estaba pasando por su cerebro. No estaba seguro de por qué estaba siendo tan dramático. Técnicamente, sus padres ni siquiera le habían dicho que se fuera. Todo había sucedido tan rápido y él había estado asustado. Solo quería que sus padres entendieran lo que le estaba pasando. Solo quería que se preocuparan lo suficiente como para preguntarle si necesitaba ayuda. Pero en lugar de eso, había salido de la casa con los gritos de su madre resonando detrás de él.

El auto no se movía, pero los tres se sentaron en silencio, comprendiendo claramente que entrar con todas las armas encendidas no ayudaría a Bakugō en este momento. Todo lo que Bakugō necesita es tiempo para pensar en la montaña de mierda que se estaba acumulando en su vida. Demonios, Bakugō se estaba dando cuenta de que esta era una de las primeras impresiones de la madre de Kirishima sobre él. Llorando solo en un parque y suplicando que vengan a buscarlo. ¿Qué le había pasado?

Para empeorar las cosas, su cuerpo decidió que ahora era el momento perfecto para arruinar el silencio pacífico que se había apoderado de ellos. Levantando los brazos para cubrirse la cara, soltó el estúpido "¡despegando!" que había comenzado todo este problema. Al menos su cuerpo ahora lo asociaba con una postura defensiva. Podría salvarlo de cualquier olla voladora más conveniente.

"¿Kats? ¿Qué está pasando, amigo?"

"Cariño." La madre de Kirishima observó cómo Bakugō deretrocedió físicamente tan pronto como el término cariñoso salió de su boca. Sin detenerse demasiado en ello, se corrigió fácilmente. "Cariño, nosotros, los Kirishima, siempre estaremos aquí para ayudarte. No necesitas abrirte a nosotros en este momento, pero¿considerarlo bien?"

Bakugō permaneció en silencio, mirando su regazo mientras su nariz se arrugaba furiosamente de arriba abajo. Sintió una mano callosa posarse sobre su hombro y se inclinó más hacia el toque, permitiéndose ser lo suficientemente débil como para desear el contacto humano por una vez. Tan rápido como la mano había encontrado su camino hacia su hombro, se había ido. Estaba a punto de protestar cuando sintió que de repente se movía hacia su rostro.

"Estás sangrando..." Murmuró Eijiro frotándose la mejilla. Mierda. Un fragmento debe haberlo atrapado sin que él lo supiera. No haría ningún daño físico a largo plazo, pero sabía que había planteado aún más preguntas en la mente de su amigo.

"¿El está qué?" Otro juego de manos mucho más delicadas reemplazó al anterior. Finalmente, mirando hacia arriba, vio la figura materna que siempre había deseado en secreto mirándolo como si realmente le importara. A pesar de sus mejores deseos, sintió que las lágrimas brotaban de sus ojos una vez más. No es que fueran tan perceptibles a través de su parpadeo compulsivo. Incluso después de todo lo que había sucedido hoy, se encontró sonriendo cuando ella le colocó un yeso en la mejilla que era completamente innecesario y comenzó a llevarlos de regreso a U.A. Estaba perfectamente contento, incluso cuando las mariposas invadieron su estómago cuando la mano de Kirishima viajó para encontrar la suya. Ese fue un problema para agregar justo al fondo de la montaña de mierda.

"Kirishima... Sra. Kirishima yo-"

"Eijiro" - "Aiko". Se rió para sí mismo a la ligera. Realmente había encontrado a las personas adecuadas y por una vez no tuvo miedo de no ser malo y melodramático. Tal vez estaba bien estar tranquilo.