ᴡ ɪ ꜰ ᴇ ?―ʸᵒᵘⁿᵍ ᴹⁱᵏᵒ

⁽²⁸⁾

Miro al techo, sintiendo las caricias de ella en la punta de mi estomago. Miro hacia abajo, sus ojos brillan. Victoria parece estar concentrada en acariciar mi barriga. Sonrío, conozco esa mirada. Ella me la ha dado muchas veces durante estos meses, lleva muchas emociones. Pero sobre todo, admiración y ansiedad.

-¿Qué quieres que sea? – Pregunto, con los dedos de la mano derecha juego con sus cabellos, tomando los mechones que caían en su rostro.- ¿Niño o niña?

Victoria para de acariciar mi vientre, nuestros ojos se encuentran. Ella se queda por un momento sólo mirándome, luego una sonrisa va surgiendo en sus labios. Ella mira la creciente circunferencia cada vez mayor en mi barriga.

-Realmente quiero una niña, sabes eso. –Y era verdad, cuando descubrí que estaba embarazada, Vicky paso el día entero diciendo que quería una niña. De hecho, lleva diciéndolo por un largo tiempo. – Pero estoy segura de que es un niño.

-¿Qué te hace estar tan segura?

Pregunto, sonriendo alegremente. Mi mujer estira su cuello y pone sus labios en mi vientre.

-Intuición. – Dice sin despegar sus labios de mi piel. – Creo que será un niño hermoso.

-¿Intuición? Interesante. Ahora, ¿es demasiado pedir un poco de atención de mi esposa? Sabes, te gusta más mi barriga que yo.

-Eh... - Victoria está de rodillas, después se cierne sobre mí lentamente. Teniendo el máximo cuidado de no colocar el peso en mi barriga. – Que esposa tan mala soy.

-No, en realidad eres la mejor. – Coloco las manos en su nuca. – Estoy carente de ti.

-¿Lo estás? – Pregunta depositando besos en mi barbilla. Suspiro y cabeceo, Victoria va subiendo la boca hasta llegar a mi oído. – Te amo, Luna, muchas gracias...

La sonrisa en mi cara desaparece, siento algo moverse dentro de mí. Vicky se aparta un poco de mí y me mira preocupada. ¿Realmente senti al bebé moverse?

-Vicky.

-¿Qué paso? ¿Sentiste algo?

-Amor, creo que el bebé se movió. – Sus ojos se amplían y luego mira hacia abajo. – Habla de nuevo, creo que le gusta tu voz.

Victoria vuelve a ponerse entre mis piernas, apoyando su peso sobre sus codos.

-Hola, pequeña estrella. ¿Puedes oírme?

-Oh, mierda, Vicky, siente. – Tomo su mano y la coloco en mi barriga, en el lado derecho, donde el bebé está pateando un poco. Confieso, es doloroso, pero tan mágico. Es la primera vez que nuestro hijo se mueve. – Creo que le gustas.

-Hola, hijo. Aquí está mamá, Vic. ¿Te gusta mi voz? – Victoria está encantada, se nota en su voz que ella está casi llorando. – Tu mamá Muri y yo no vemos la hora de poder ver tu carita, ¿sabes?