Capítulo 3: Entre Luces y Sombras

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Darius no podía sacudirse la preocupación que lo embargaba mientras seguía a Ben a través de los pasillos del colegio. Cada paso era un recordatorio constante de cómo su amigo había cambiado, y no precisamente para bien. La imagen de Ben ensangrentado y violento se repetía en su mente una y otra vez.

Su corazón latía fuertemente mientras Darius trataba de mantenerse a una distancia prudente, evitando que Ben se diera cuenta de que lo estaba siguiendo. Finalmente, Ben entró en la sala de dirección y Darius aprovechó la oportunidad para esconderse fuera de la puerta, esperando poder escuchar algo que le diera pistas sobre lo que le estaba sucediendo a su amigo.

Dentro de la sala, la voz del director era apenas un murmullo ininteligible para Darius, quien se esforzaba por oír algo significativo. Los nervios lo embargaban, temía que sus esfuerzos por obtener respuestas solo terminaran en más incertidumbre.

Director: (voz apenas audible) Ben, estamos preocupados por tu comportamiento. Estás teniendo problemas con tus compañeros y tu rendimiento académico ha disminuido drásticamente. ¿Hay algo que quieras compartir con nosotros?

Ben: (tono brusco) No hay nada que decir. Solo déjenme en paz.

Darius apretó los puños con frustración. Apenas podía oír algo coherente, pero notaba que su amigo se estaba cerrando emocionalmente.

Después de unos minutos, Ben salió de la sala de dirección y Darius decidió confrontarlo, sintiendo que no podía quedarse de brazos cruzados.

Darius: (decidido) Ben, necesito hablar contigo.

Ben cruzó la mirada con Darius mientras caminaba con paso firme, y por un momento, Darius notó una mirada triste y perdida en los ojos de su amigo. Pero al instante, esa mirada se llenó de indiferencia y Ben continuó su camino.

Sin pensarlo dos veces, Darius lo detuvo agarrándolo del brazo, y en ese momento, Ben giró bruscamente quedando de frente a Darius. La nueva apariencia de su amigo lo sorprendió y atemorizó: estaba un poco más alto, sus brazos llenos de cicatrices al igual que sus nudillos, y su cara mostraba raspones y sangre seca.

Darius: (conmocionado) Ben, ¿qué te ha pasado? Esto no es normal, ¿qué está pasando contigo?

Ben: (con voz dura) No te incumbe, Darius. Déjame en paz.

Darius sintió un nudo en la garganta y el corazón acelerado. No podía ignorar la evidente transformación en su amigo, pero al mismo tiempo, la indiferencia y agresión de Ben le impedían acercarse emocionalmente.

Darius: (temeroso) Ben, sé que algo no está bien. Estoy aquí para ayudarte, pero necesito que me digas qué está pasando.

Ben lo miró con una mirada fría y desafiante.

Ben: (burlón) ¿Ahora vienes a hablar conmigo? Después de desaparecer durante años, de repente decides que somos amigos otra vez.

Darius: (confundido) No entiendo, Ben. ¿Qué quieres decir con que te has ido por años? No ha pasado tanto tiempo desde que nos vimos, yo...

Antes de que continúe hablando Ben se liberó con facilidad del agarre de Darius, demostrando una fuerza que parecía inusual en él.

Ben: (frustrado) Y no necesito tu compasión si es que a eso vienes. Y mucho menos de alguien que solo aparece cuando le conviene.

Darius sintió cómo las palabras de su amigo lo golpeaban en lo más profundo.

Darius: (con tristeza) Lo siento, Ben...

Ben: (con frialdad) No importa. No necesito tus disculpas. Ahora, déjame en paz.

Sin más palabras, Ben se alejó de Darius, dejándolo con un sentimiento de impotencia y tristeza. No sabía cómo llegar a él ni cómo ayudarlo, pero sabía que no podía quedarse de brazos cruzados mientras su amigo se hundía en la oscuridad.

El timbre sonó y una multitud de estudiantes salió de sus aulas, haciendo que Ben se perdiera entre ellos. Darius, aturdido por todas las emociones que recién había experimentado, comenzó a caminar cabizbajo, perdido en sus pensamientos. Sin rumbo fijo, siguió el murmullo de una música que lo distrajo de su confusión.

Batería, guitarra y gritos resonaban por los pasillos, guiando a Darius hasta el patio de educación física. Una escena inusual se desplegó ante sus ojos: lo que parecía ser un escenario improvisado con luces brillantes, y en medio de la música estridente, pudo distinguir una voz que le resultaba familiar. "Mata este amor traicionero..." cantaba el vocalista.

Darius: (asombrado) No puede ser...

Aunque apenas veía al vocalista entre la neblina del escenario, algo en su voz le resultaba conocido. Con paso decidido, abrió la puerta rápidamente y la música se intensificó, envolviéndolo por completo. La banda continuó tocando, y la multitud de estudiantes gritaba y saltaba al ritmo de la música.

Cuando el humo se disipó, Darius pudo ver claramente a la banda en el escenario. Su asombro se convirtió en incredulidad al reconocer al vocalista.

Darius: (sin creerlo) ¿Kenji?

Su mente se llenó de preguntas, pero antes de poder reaccionar, se vio arrastrado por la energía del lugar y la música que llenaba el ambiente. Estaba atónito, sin entender cómo Kenji, su amigo que jamás mostró su afán por algún instrumento musical, se hallaba en una banda, desbordando talento en el escenario.

En ese momento, una figura misteriosa observaba desde detrás del telón, oculta entre las sombras, mientras sostenía un teléfono en la mano.

Figura misteriosa (por teléfono): (susurro) Lo hemos encontrado, señor. Darius está aquí.

Continuara...

¡Hola! Aqui otro nuevo capitulo mas espero que les guste mucho y lo disfruten.

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