Treinta y Tres

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Maratón 1/2

Tres días después…

—Jungkook, venir no fue buena idea.— murmuré observando con temor como un hombre grande y musculoso venía hacia nosotros.

Ya había venido a boxear, pero Jungkook jamás me había traído cuando sus “amigos” estaban presentes.

— tranquila muñeca, nadie te hará algo malo.— me regaló una sonrisa mientras me guiaba hasta donde se encontraban los casilleros.

— hey, jeon.. Tiene tiempo que no te veo, pensé que te habías largado de Seúl.— comentó el musculoso para luego mirarme.— ouh, trajiste a tu hermanita…— soltó con diversión y Jungkook chasqueó la lengua.

— te arranco los ojos como te atrevas a molestarla.— advirtió mientras metía la clave al pequeño candado que cerraba su casillero.

— agresivo, como siempre... Te dejaré tu zona despejada, espero hayas traído mi encargo.— el hombre me examinaba mientras Jungkook habría por fin la puerta del casillero.

— Mi zona debía estar despejada siempre..— pude notar de primera como mi hermano fruncía el entrecejo mientras sacaba sus guantes, vendas y el talco. (Aunque solo terminaba por usar las vendas dejando de lado el talco).— la marihuana está en mi bolso, te la entrego en un instante.

— Dereck, el estadounidense, estuvo entrenando en tu zona por qué como es nuevo no tiene la suya.. Hermano, tú ya no venías, así que se la accedimos y espero que la marihuana esté buena.— brindó palmadas en la espalda de mi hermano sin llegar a ser tan brusco.

— saca a ese imbécil de mi zona antes de que vaya yo y lo saqué, pero muerto.— amenazó y suspiré sabiendo perfectamente cómo era mi hermano con sus cosas, odiaba que alguien tocará sus cosas hasta lo más mínimo que era una camiseta.

— tranquilo, lo saco ya.. Ve por mi encargo.— el hombre entre risas desapareció entrando a la zona de boxeo.

— ¿Pelearás?— pregunté preocupada y mi hermano cerró su casillero poniendo su atención en mí, rápidamente brindándome una sonrisa sincera.

— para nada, no quiero que mi chica se enoje.

Vale, terminó de enamorarme…

“Mi chica”.

— ¿Me das un beso?— pregunté notando mis mejillas calentarse mientras mi hermano dejaba todo en la banca de al lado y se acercaba tomándome por la cintura.

— ¿Por qué lo preguntas?, Puedes hacer conmigo lo que quieras, si quieres puedes usarme y luego botarme cuál basura y puedo estar de lo más contento.— reímos y no esperé más.

Capturé sus labios, sintiéndome sedada, drogada por la sensación más fantástica y hermosa. Sentí aquel cosquilleo en el estómago mientras probaba sus labios adictivos.

— Jamás te usaría..— susurré juntando nuestras frentes y suspiro.— te amo mucho como para hacerlo.

— vamos a despejar la mente un poco..— cambio de tema separándose de mí y me desconcertó, pero traté de ignorar el hecho de que no respondiera.

— vamos…— me dejé guiar.

— vamos…— me dejé guiar

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Doll's House.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora