Doll's House.

Final

Un mes había pasado luego de que yunsu despertará del coma, todo fue estresante durante dos semanas seguidas, el mismo día en el que yunsu despertó, en las noticias se anunció la muerte de shuang y aunque nos hubiera causado mucho daño, no merecía morir así. Yunsu y yo fuimos al velorio, dimos el pésame y luego nos retiramos.

La semana siguiente, fue dura. Mi-suk, la tía de yunsu y la mujer que nos crio como sus propios hijos, también fue asesinada, a ambos nos dolió. Nos dolió tanto y me sentí tan culpable al no haber estado pendiente a ella. Para yunsu también fue algo terrible, la paso muy mal.

Días después la muerte de jung-su, fue anunciada, ese hombre causó tanto daño y aunque sonara horrible, el mundo estaba mejor sin él. No nos dolió, ni siquiera logro conmover a yunsu. Hicimos su velorio para no vernos como malos hijos, pero no estuvimos en él.

Y ahora estábamos libres, no del todo por qué aún seguíamos siendo hermanos para algunas personas cercanas, pero aquello también estaba solucionado. Nos iríamos de Seúl. Haríamos nuestra vida, comenzaríamos desde cero.

Estaba tan concentrada en empacar sus cosas, no se había dado cuenta de mi presencia y aquello se me hacía divertido, con una sonrisa avancé hasta ella de forma silenciosa y rodeé su cintura con mis brazos. Sentí perfectamente el brinco que dio por el susto, pero al besar su hombro derecho se relajó.

— Cualquier día me vas a matar, kook.— se queja mientras continúa doblando sus prendas.— ¿Qué haces aquí, no deberías estar ayudando a la abuela yun?

— ¿Me estás echando, muñeca?— mi rostro se hunde en la curvatura de su cuello y doy pequeños besos en la zona. Ladea su cabeza dándome mayor acceso y sonrió.

— Lo estoy haciendo.— afirma y muerdo ligeramente logrando qué suelte un pequeño gemido.— N-no hagas eso.

Mis manos no se mantienen quietas, acarició sus muslos por debajo del vestido y ella suspira. Separa sus piernas al subir mis manos por las caras internas de sus muslos y beso su mejilla.

— Está bien, si deseas echarme, no me voy a negar muñeca. Estoy a tus órdenes.— susurró y la suelto escuchando un quejido como protesta.

¿Cuántos meses sin tocarnos?, ambos necesitábamos descargar el estrés. Pero recién teníamos respiro después de tantas desgracias.

Por fin éramos felices.

— cuando te conviene estás a mis órdenes.— musita de mala forma y suelto una carcajada.

— te amo.

— también te amo. Aunque no me quieras dar un orgasmo.

Tan descarada.

Se había vuelto tan desvergonzada, luego de que saliera del hospital, no le insinuaba el tener algo íntimo al comprender su situación, pero yunsu no pensaba igual. Cada que podía lo insinuaba y me provocaba. Pero aún no había momento oportuno, siempre nos interrumpían.