C A P Í T U L O 3 🗡️

172 1 0
                                    


El cuál nos ha librado de la potestad de las tinieblas y trasladado al reino de su amado Hijo.
- Colosenses 1:13


Ariel.

Coloco con cuidado la espada de plata que tiene mi nombre grabado en el mango, justo debajo del cuadro que sostiene mi retrato. Lo observo unos largos segundos, en los cuales la gratitud aplasta mi pecho con una intensidad abrumadora. Mi rostro sigue igual, pero sé que ya no soy el mismo Ariel que pisó este lugar por primera vez aquella noche, no.

He logrado llegar a un nivel de estabilidad que tiempo atrás creía imposible. El dolor que una vez me hizo hundirme en lágrimas y decadencia, ahora no es más que un susurro débil que me recuerda que todo proceso tiene un propósito. Y que no existe vacío alguno que Dios no pueda llenar.

Mis heridas fueron sanando en el trayecto de mi formación. No fue fácil, lo admito. Me llevó mucha disciplina y esfuerzo. Algo que aprendí es que el Señor está dispuesto a ayudarnos, pero Él no puede sanar aquello que no queremos soltar. Comprenderlo me llevó tiempo y aceptarlo me costó demasiado, porque mi mente estaba dispuesta pero mi corazón no.

Sin embargo; no estuve solo y fui restaurado.

Ahora todo el panorama es diferente.

Ya no hay oscuridad ni momentos depresivos. Todo eso se esfumó en cuanto Jesús apareció. Me hizo renacer entre las cenizas y me dió un nombre nuevo. Me recuerda que no soy algo desechable, ni tampoco alguien insignificante.

Eres el león de Dios.

Conocer el significado de mi nombre fue lo último que necesité para abrazar lo que soy: un elegido.

«Eres amado con amor genuino y sin medida, Ariel. Tú no naciste para mendigar afecto» Las palabras de Miguel hacen eco en mi cabeza. Escucharlas por primera vez se sintió como un abrazo al corazón; ahora, son un detonante de gloria porque me recuerdan para qué fui creado. Nací para convertirme en un soldado de la Guardia Blanca, un defensor de la justicia.

Un guerrero de Jehová.

Y si, confieso que la lucha ha sido ardua, pero si de algo estoy muy seguro, es que no hay nada mejor que vivir para Dios. Aún me queda un largo camino por recorrer, pero sé que todo lo que aún me depara en la vida valdrá la pena, porque Él estará al final del camino esperando por mí.

Suelto una exhalación profunda. Gracias, Señor, por abrir mis ojos a tu verdad y mi corazón a tu amor. Gracias por ayudarme en cada paso como guerrero. Sin ti, llegar aquí habría sido imposible.

Me alejo de la pared para recostarme un momento en el sofá más cercano. Suelto un suspiro placentero cuando la suavidad recibe a mi cansado cuerpo. Los entrenamientos con Miguel se han intensificado de manera significativa últimamente. Comprendo que como líder el esfuerzo irá en aumento con el paso del tiempo, pero también he empezado a sospechar que algo pasa. Me he mantenido más tiempo del necesario en la Fortaleza, y he notado que el ambiente ha cambiado. Hay una quietud que aborda el lugar de manera extraña. Tengo la sensación de que algo se avecina, como cuando las aguas se retraen antes de un devastador tsunami.

Y la persona que viene a mis pensamientos es una castaña de mirada azulada.

Hace tiempo que ningún soldado ha ido a La Batalla de la Prueba. ¿Es la de Elda la que está por ocurrir? El pensamiento me pone tenso por ella. Lo que ocurre ahí va más allá de lo que el ojo humano podría soportar. Literalmente luchas contra tu pecado y aún no estoy seguro si ella está lista para ese enfrentamiento.

Ha mejorado en los entrenamientos, de eso no hay duda, ¿pero también lo ha hecho en su relación con Dios? Anhelo de corazón que así sea, porque de ser cierto lo que sospecho, su victoria solamente dependerá del Señor.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Jan 09 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Corazón Guerrero Donde viven las historias. Descúbrelo ahora