Sarai Luthor, heredera de una influyente familia, y Kara Danvers, una periodista con un secreto, se encuentran en la vibrante Ciudad Nacional. A pesar de un comienzo poco amistoso, una conexión inesperada surge entre ellas. Pero cuando los secretos...
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Sarai llegó al departamento sosteniendo la bolsa de papel en su mano izquierda, donde llevaba la deliciosa dona que había comprado en la cafetería y la revista .
Lena notando la ausencia de la blusa dejó las cosas que tenía en su mano y se acercó a su hermana— ¿Y ese polo? ¿Qué le pasó a tu blusa?
–Oh, fue un maldito accidente con unos cafés calientes en el camino —respondió con desgano.
–Parece que has tenido un día interesante —se burló de su hermana agarrando la bolsa
–¡Sí, de verdad! —mencionó yendo a lavarse las manos y cambiarse su ropa colocándose el pijama— Mientras caminaba, choqué contra una chica rubia que llevaba dos cafés. ¡El café terminó derramado sobre toda mi blusa, fue un completo caos! —gritó desde la habitación.
–¿Y quién era esa chica rubia? —cuestionó minutos después al volver a ver a su hermana menor entrar a la sala de estar.
Sarai tenía una expresión de desagrado la cual le era difícil ocultar— No tengo idea, pero fue culpa suya que el café terminara sobre mi blusa y mi mano. Además, se veía tan... tan... ¡agh!
–¿Se veía como?
–Parecía un cachorro moribundo, ¡qué horror! y la forma que me ofreció una disculpa la hacía parecer desesperada.
–Entiendo, es frustrante cuando las personas están tan desesperadas por caer bien a los Luthors.
–Así es. Pero bueno, olvidemos a esa chica —abrió la bolsa de papel— ¡Mira lo que encontré en el quiosco! Una revista de CatCo, ¡es la última edición!
–Genial, siempre te han encantado esas revistas. Según tú, hay cosas interesantes ahí —se burló.
Aunque Sarai se había alterado un poco ante aquel encuentro desagradable, para ella, con la chica rubia, que gracias a su orgullo y su fuerte sentido de pertenencia a la familia Luthor la llevaron a no aceptar la disculpa de manera abierta, prefirió no darle más importancia y disfrutar del momento con su hermana.
–Ah, por cierto, traje una dona también.
Lena le sacó la dona de la mano de su hermana y se la comió la mayoría.
–¡Oye! yo también quería probar.
–Toma —dijo con dona en la boca, entregando la sexta parte de la dona
–Iug.
Juntas, compartieron la dona, falso Lena lo hizo, y exploraron la revista de CatCo, encontrando otros artículos interesantes sobre la ciudad y sus acontecimientos.
Sarai da un gran bostezo— Me duelen los ojos.
–Creo que ya es hora de dormir —habló Lena cerrando la revista y mirando dulcemente a su hermana menor.
