🌺┆Capítulo 31

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-Todo está listo, sus pasaportes, sus maletas. Todo- hablaba el hombre frente al par de chicos que lo seguían a paso veloz tomados de la mano sintiendo como temblaban juntas. El mayor se detuvo girandose a verlos-. Y ya está reservada la habitación en la que se quedarán.

-Papá, gracias- Jungkook dió un paso al frente rodeando con sus brazos a su padre quien le correspondió y le sonrió a Jimin.

-Gracias Señor.

-Me agradecerán luego, hasta que estén en ese avión. Dense prisa y despidanse.

Ambos asintieron regresando hacia donde sus amigos estaban de pie y los abrazaron uno a uno mientras alegaban algo sobre hacer videollamadas y enviarse fotos, comprar recuerdos y después hacer un viaje todos juntos.

Jungkook se había despedido de Mina minutos antes cuando insistió en que debían dejarla en casa de una de sus mejores amigas dónde se quedaría unos días. Lo dudo un poco, dudo de que si Mina estaba completamente de acuerdo en lo que habían hecho y se sintió triste por unos segundos al imaginarla reprimiendo lo que sentía solo por dejarlo ir. Pero se tranquilizó cuando Mina lo abrazó y le confesó que se sentía bien ser libre al fin.

Jungkook escuchó como anunciaban el segundo llamado para los pasajeros con el vuelo que tomarían y sonrió tomando la mano de Jimin.

-Vámonos- dijo soltando una risita nerviosa.

Se sentía fuera de este mundo. Los nervios, la emoción, la adrenalina. Todo aquello que estaba experimentando no se comparaba con nada que hubiera sentido antes en su vida. Incluso solo tomar la mano de Jimin le hacía sentir mucho más vivo.

Solo entonces cuando sintió una mano sobre su otro brazo se giró una vez más y cualquiera que le haya visto el rostro podría jurar que acababa de ver su mayor miedo frente a él.

-M-Mamá... ¿Qué haces aquí?- titubeó dando un paso hacia atrás. Sintió como la emoción era fácilmente reemplazada por el miedo.

La mujer apretó un poco más su agarre para evitar que se alejara, y así logrando arrebatarle un quejido de dolor a su hijo.

-¿A dónde crees que vas?- preguntó molesta, parecía estar conteniendo todo su enojo, pero su rostro estaba rojo-. ¿Tú crees que puedes irte solo así y dejarme con todos esos invitados que no harán nada más que hablar de nosotros los próximos dos años?

-Ma...

-Después de todo lo que he hecho por tí, Jungkook- sonó dolida, más que dolida parecía a punto de llorar. Y por peor persona que fuera, Jungkook odiaba hacer llorar a alguien.

Miró hacia atrás donde Jimin lo esperaba aún sosteniendo su mano y entonces lo comprendió. Él no estaba causando el casi llanto de su madre, lo causaba la idea errónea que ella tenía sobre el amor.

Jungkook tomó aire llenando sus pulmones y trató de zafar su brazo cuando sintió como no solo estaba sosteniendolo ya con sus dedos sino que ahora también podía sentir las uñas de la mujer sobre la tela.

-Mamá, suéltame por favor- pidió, aún conservaba la calma.

-No- habló firmemente viendo a su hijo-. Tú...

-Señora, con todo respeto- Jimin tomó la mano de la mujer apartandola del brazo de Jungkook y colocando al castaño detrás suyo tal y como lo hacia cuando Jungkook tenía 12 y tenía miedo a los chicos de grados superiores-. Usted no ha hecho nada por él que vaya más allá de lo que su deber como madre le obligaba a darle, le dió una casa, estudios y todas esas cosas, pero fuera de eso únicamente le ha dado dolores de cabeza y ansiedad.

-¡¿Tú cómo te atreves?!- gritó cerca de Jimin quien no dió un paso atrás y no pareció vacilar. No tenía miedo. Incluso se atrevía a pensar que había estado esperando ese momento por mucho tiempo.

-Mujer, basta- el padre de Jungkook se colocó detrás de ella tomándola de los hombros. Las personas cerca de ellos habían comenzado a mirarlos con insistencia, Jungkook quiso desaparecer.

-¿Estás consciente de lo que tu hijo está haciendo?- se giró a su marido quien suspiró, como si se sintiera cansado y realmente lo estaba.

-Lo sé. Yo le ayude- dijo con firmeza mirando a la mujer a los ojos la cual parecía estar perdiendo la poca cordura que le quedaba.

-¿Qué demonios te sucede a tí?- exclamó mirando al hombre quien no pasó por alto la incomodidad no solo de su hijo, ahora los amigos de este no sabían a dónde mirar, quizás por respeto o simplemente ya no querían escucharle.

-Mujer por favor, no es lugar para discutir esto- habló aún tranquilo y lo tomó de los hombros-. Nuestro hijo es feliz con Jimin ¿No te hace automáticamente feliz eso a ti?

La mujer permaneció en silencio derramando un par de lágrimas silenciosas, llenas de rabia. El padre de Jungkook lo miró y asintió a lo que el chico le sonrió con algo de tristeza. Escuchó el último llamado para su vuelo y se acercó a su madre con pasos lentos.

-Te quiero mamá- dijo abrazándola. Era un abrazo no correspondido, pero Jungkook no se apartó-. Pero es hora de que me dejes ir. Esta es mi vida, quiero vivirla siendo feliz y sintiéndome orgulloso de quién soy.

Le regaló una sonrisa cuando se separó observando aquellos ojos mirarle con enojo, quizás decepción y aunque le dolía nada se comparaba con la sensación de tener a Jimin, el amor de su vida, a sus espaldas esperando por él.

Se giró tomando la mano del chico y ambos salieron corriendo hacia donde él avión los esperaba.

Jungkook lloró tanto como sus pulmones y su garganta le permitieron. La felicidad que estaba sintiendo en esos momentos no podía compararla con nada y mucho menos cuantificarla. Era infinita y estaba seguro que así sería siempre que Jimin permaneciera a su lado.

[ ૢ ૢ ૢ ]

-Buenos días, chico lindo- la dulce voz de Jimin le recibió después de un sueño profundo y placentero de muchas horas. Jungkook sonrió al escucharlo y pegó su cabeza al pecho del chico-. ¿Estás bien? Aún dormido lloraste un poco.

Jimin tomó entre sus manos el rostro del chico quien lo miró a la cara y ambos sonrieron. Jungkook llevó una mano a la mejilla del pelinegro acariciandola con sus dedos.

-Estoy feliz- dijo recibiendo un beso en la frente-. Jimin, tú me haces muy feliz.

Jimin sintió como una sensación tan familiar crecía en su pecho y no pudo evitar contagiarse de la llorosa reacción del menor. Miró a otro lado intentando que las lágrimas nunca salieran, pero fue en vano.

-Jimin- Jungkook lo llamó suavemente y le tomó de.las mejillas para que lo mirara-. ¿Quieres ser mi novio?

Ambos guardaron silencio compartiendo miradas y la sonrisa ladina de Jimin apareció.

-Oh no lo sé, habrá que pensarlo- respondió viendo cómo Jungkook entrecerraba sus ojos.

-¿Esta es una especie de venganza?- preguntó tomando las manos del mayor.

-Debería serlo.

-¡Park!

-Por dios es una broma- exclamó riéndose y tomando las mejillas del castaño-. Es una pregunta que me ofende mucho. Sí quiero ser tu novio, ¡Por supuesto que quiero!

Jungkook sonrió ampliamente al mismo tiempo que ambos escuchaban un "Shhh" proveniente de los asientos de atrás. Y Jimin quiso asomar su cabeza y decirle a la persona ahí atrás que no se atreviera a callarlos ni a interrumpir el momento, su momento, aquel por el que Jimin había estado esperando tanto tiempo y por el cual ahora de sentía más feliz que nunca. Pero tenía una cosa mejor que hacer a girarse y discutir con un desconocido, ahora tenía un novio al cual besar.

Y así lo hizo. Atrajó al chico hacia él uniendo sus labios con delicadeza y al ser correspondido sintió su corazón latir con más fuerza. Permanecieron juntos por varios segundos y después de eso un sinfín de pequeños besos fue los que continuaron.

Los tenues rayos de sol entraban por la ventanilla indicandoles que habían llegado a su destino y que pronto aterrizarían y podrían bajar. Entrelazaron sus manos mientras se miraban a los ojos y cualquiera que pudiera verlos, mirándose así con ojos brillando y sonrisas sinceras y totalmente nerviosas, pensaría en lo puro que puede llegar a ser el amor.

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