•Sobreprotector•|Minjeong

Capítulo # 1

Primer encuentro
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A Minho se le asignó la misión a principios de Agosto. Infiltrarse en el grupo enemigo y descubrir su punto débil. Fue fácil, Bang Chan, el líder de la banda, a pesar de tener la apariencia de un lobo, era manso como un cordero. Solo hizo falta un pasado trágico y algunas líneas de autocompasión y el hombre lo tuvo acunado entre sus brazos como si se tratara de un bebé. Fue el único que le extendió la mano y se ofreció a entrenarlo.

-Las armas existen para proteger lo que es preciado para nosotros, no son para matar. No olvides esa razón básica.-recitó cuando notó la increíble aura de venganza e ira que emanaba del castaño. Su voz era tan estricta que Minho por un momento no podía creerlo. Sus dedos se hundieron en la arena del área de entrenamiento y escupió a un lado con desprecio.

-No siento la necesidad de tener ese talón de Aquiles.-su sonrisa se vuelve cínica, y se levanta de un salto. El extremo de su barra de entrenamiento se aprieta contra su palma sudada con fuerza, su pie izquierdo golpea con fuerza hacia atrás. El arma se dirige rápidamente al cuello de Chan, quien permanece en su lugar con expresión indiferente.- Soy un hombre que carece de debilidad y nadie me hará necesitarlas.

-Las personas se fortalecen para proteger sus debilidades. Lo encontraras algún día. Lo precioso que quieres conservar, aunque sea difícil.

Los rumores eran claros y se esparcían como la fiebre entre las calles. Sobre el miembro débil que había resultado herido en una misión y por esa razón al grupo no se le había visto. Minho quien vivía encerrado en su misión se preguntaba; ¿cuál era esa debilidad?. ¿Cuál era la razón de que los hombres que eran tan buenos en el campo de batalla se convirtieran en personas estúpidas e influenciables?.

Su corazón reacio no podía creer que su nuevo jefe, que a pesar de tener una posición respetable se dejara amedrentar solo por esa debilidad. A pesar de todo, Minho lo respetaba, sin embargo, estaba claramente decepcionado. Un hombre brillante que había sido tan dedicado a su objetivo ahora vivía para alguien más que para sí mismo. Cuando el castaño se mostró cínico recordando la única debilidad de su maestro, su voz retumbó en su cabeza.

"A veces las persona se fortalecen para mantener esa debilidad."

-Vaya mierda.-murmura, malhumorado. Decidió por fin mirar de cerca la herida abierta que debilitaba al grupo y extraerla de raíz. Luego, recibiría las gracias por haberles quitado algo innecesario de los hombros.
...

Nadie notó el intruso que cruzaba la pared, y caía de pie al otro lado. Pasando el jardín velozmente y dirigiéndose al edificio principal. Los ojos de Minho centellaron vehemente y se volvieron hacia el gran ventanal con el balcón.

-Ahí estas.-Utilizó el relieve del edificio sobresaliente y con un poco de esfuerzo cayó en el balcón perteneciente al segundo piso. - Maldición, ¿está cerrado?.-la punta de sus dedos reposaron sobre el cristal frío de la puerta en silencio, medio asustado cuando la puerta crujió. Sostuvo el aliento de su boca y dió un paso al interior.- " No puedo creer que haya sido tan fácil, cualquiera podría entrar y salir con seguridad sin ser notado. La seguridad en este lugar realmente es un asco."- Con casí una sonrisa triunfante se adentró a la habitación.

Con precaución y mordiendo sus labios con fuerza atravesó el estrecho tramo hacia la cómoda al otro lado. Vió un delgado bulto acurrucado sobre una sábana. Se acercó a la cama sin siquiera hacer ruido.

-Te ves débil.- susurró. Pensó que se parecería a Chan, pero no era así. A diferencia del contrario que es alto y fuerte, con una cicatriz sangrientamente atravesando su rostro y su cabello oscuro como el ébano, el rostro del chico acostado es fino y delicado. Sus ojos rasgados le dan la apariencia de un pequeño zorro. Su cabello negro desordenado sobre las telas finas y sus pequeñas muñecas presionándose contra su pecho desprotegido. Es como si fuera a romperse si lo agarras con todas tus fuerzas.