Capítulo # 5

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Esta vez fue Jeongin quien pasó sus piernas sobre Minho mientras se relajaban juntos en el sofá de la sala. Minho se recostó contra el sofá y acercó el libro a los ojos.

Había estado leyendo prácticamente todo el día. Jeongin se había quejado lo suficiente como para molestar finalmente al mayor y dejarlo sentarse con él. El menor quizo recalcar que normalmente era él quien invadía su espacio personal, sin embargo Minho muy digno, resopló enojado, pero no había dicho nada desde entonces.

Eso fue hace más de una hora.

Lentamente, Jeongin se acercó un poco más. Finalmente, cuando estuvo lo suficientemente cerca, envolvió sus brazos alrededor de él. Minho gruñó, pero no hizo ningún movimiento para apartarlo. Jeongin vio esto como una victoria y sonrió, acercando su rostro al contrario, primero presionó sus labios suavemente sobre la mejilla de Minho, con cuidado. Como si estuviera tanteando el terreno, y probando los límites de lo que se le permitía o no hacer. El cuerpo del mayor se tensó debajo de él, pero aún así sus ojos siguieron obstinadamente sobre las paginas del libro. Jeongin frunció el ceño y volvió a salpicar besos sobre la pálida mejilla, pero no hubo una reacción. Con una valentía recién descubierta e incómodo por la falta de atención Jeongin posó sus dedos sobre las mejillas del contrario y giró su rostro hacia él.

-"¿Qué pasa con esa expresión ?".-pensó mirando fijamente los ojos del mayor abiertos de par en par. Los labios rojos y húmedos, abiertos parcialmente en un puchero por la presión en sus mejillas, ¿y qué se supone que hiciera Jeongin en este momento?, ¿no besarlo?. Era imposible.

Minho había estado colándose a su habitación día tras día. Su cuerpo caliente amaneciendo junto al suyo por las mañanas. Todo fue tan intimo, cálido y familiar. Se sintió tan bien. La presencia de Minho siempre había estado ahí pisando sus talones como si se tratara de su sombra. Nadie puede culpar a Jeongin por desarrollar sentimientos hacia él. Sus miradas chocaron y los ojos del pelinegro parecieron fundirse, eran bonitos. Jeongin los adoro por un par de segundos, esta pequeña obra de arte desinteresada y profunda.

-Jeongin.-Minho susurró y Jeongin presionó su labios contra los suyos, sumamente suaves. El tacto era delicado, un movimiento suave y sin ejercer demasiado presión. Como si ambos tuvieran miedo de lo que podría pasar si se dejaban llevar demasiado.-Sabes a canela.- mencionó separándose lentamente de sus labios y Jeongin se derritió por cada palabra tan perfectamente pronunciada, se volvieron a mirar y esta vez Minho presión sus labios contra los párpados de Jeongin.-¿No deberíamos hacer esto?

El menor lo abrazó lentamente, colocó su rostro sobre el cuello del pelinegro y aspiró con tanta calma que Minho besó su mejilla. La sensación caliente se deslizó hasta su ingle. Lo apretó contra sí mismo y deseo fundirse con él en ese mismo momento.

-Te amo, Hyung.- arrulló Innie.

Minho pareció entrar en pánico, apartan a Jeongin de un empujón a lo que el menor se rió y se acercó una vez más. Esta vez tomando el libro para que pudiera leer en voz alta. Actuando como si nada hubiera pasado y Minho se dió cuenta que de eso se basaba su relación. En tener momentos íntimos y luego ignorarlos.

Jeongin no hacía preguntas.

No insistía,

No presionaba,

Minho a veces deseaba que si lo hiciera.

Minho suspiró y se apoyó contra el costado de Jeongin .

-Eres desagradable.-escupió y Jeongin le hubiera creído si no hubiera visto el sonrojo en su rostro

Le hizo cosquillas a los costados de Minho, provocando un fuerte chillido del chico. El mayor saltó del sofá para evitar más besos.

•Sobreprotector•|MinjeongDonde viven las historias. Descúbrelo ahora