Capítulo # 3

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-Yang

Jeongin levantó la vista del libro con el que estaba acurrucado leyendo en el sofá y notó la figura del hombre ocupando la entrada a la sala principal. Minho se quedó allí luciendo petulante, sin embargo, él casi siempre lo es, así que no debería preocuparse demasiado por eso, pero aún así lo hizo, ¿por qué seguía volviendo una y otra vez con una cara de enojo?.

Ya no era tan grosero como antes, necesariamente, pero tampoco parecia del todo cómodo en su presencia. Y eso es lo que realmente más quería. Sin embargo, se mantuvo tan tercamente gruñón todo el tiempo que casí estaba empezando a perder la esperanza.

Casí

-Lee- Su ceño se convirtió en una mueca de disgusto.

-No me llames así.-Jeongin sonrió ante su infantilismo, aunque pensó profundamente cuál sería la manera correcta de llamarlo.

-Tú empezaste, Hyung.

Minho hizo un puchero y no se dignó a responder antes de entrar sigilosamente en la habitación, con los hombros caídos y el aura amenazante atenuada por una vez.

Jeongin se asusto cuando se dejó caer sin gracia en el sofá junto a él, moviendo su libro lejos de su regazo para poder descansar su cabeza allí. No dijo una palabra, y no lo miró a los ojos, pero eso no importaba. Él estaba aquí y le exigía consuelo, le exigía afecto. Era la primera vez que le permitía tocarlo libremente.

El rostro de Innie se iluminó con una sonrisa deslumbrante antes de esconderla detrás de su libro. Minho cerró los ojos y giró la cabeza con un suave " Hmm" de cara al resto de la sala de estar.

Se parecía tanto a un viejo gato gruñón, negándose a reconocer que quería ser colmado de afecto, que hizo que Jeongin quisiera reír.

Minho podía ser bastante lindo a veces.

Jeongin bajo el libro y volvió a leer, moviendo el tomo a una mano mientras pasaba la otra a través del cabello de Minho. Sintió que se ponía tenso ante el toque antes de relajarse sin decir una palabra. Al final, sintió que empujaba su mano en una señal sutil de aliento. Su sonrisa se suavizó acariciando al chico ( gato) que descansaba en su regazo.

Definitivamente lindo.

Una tranquila atmósfera vespertina se instaló en la habitación. La pálida luz del sol se filtraba suavemente a través de las ventanas, bañándolos a ambos en un suave resplandor. Un reloj en la pared de la sala de estar marcaba un ritmo constante, el único sonido en la habitación aparte del paso ocasional de una página en el libro.

Fue idílico y dulce, y un momento que ambos apreciarían durante mucho tiempo.

...

A Minho no le gustaban los lugares muy concurridos. En medio de una multitud nunca serías capaz de percibir de dónde proviene un ataque. Sin embargo, el grupo de hombres frente a él caminaba por la calle como si no se tratara de una organización criminal.

Jeongin caminaba a su lado, mirando sus pies distraídamente mientras se balanceaba en la orilla de la acera.

Minho bufó.

-¿Acaso eres un niño?. Te caerás.-dice, jalándole de uno de sus brazos para intercambiar lugares. Ahora Minho quedó aún lado de la carretera, presionando a Jeongin sobre su costado para que no sea arrastrando por la multitud.

-Estás tenso, ¿no te ha gustado la película?.-Minho jamás había visto una película tan mediocre, los efectos especiales era un asco y la historia ni siquiera tenía sentido. Sin embargo, viendo los ojos del menor brillando en su dirección asintió distraídamente.

-Estuvo bien.-mintió suavemente y Jeongin sonrió. Minho pensó estaba bien, podría seguir mintiendo el tiempo que fuera necesario.

-¿Quieres ir a otro lugar...?.-Minho se detuvo de golpe en medio del camino. Observando la camioneta negra estacionada al otro lado de la calle. Apretó los puños sudados con nerviosos. Observando desesperadamente a su alrededor un lugar donde esconderse.-¡Eh!.-se quejó Jeongin cuando fue empujado sin delicadeza a uno de los locales de los lados. Los demás los siguieron.

...

Al final termino siendo una pastelería. Minho observó el plato con pastel frente a él como si de tratara de su enemigo. Su repulsión a los dulces era profunda, pero era imposible decirle que no a Jeongin en cuando vió a donde había entrado.

-Oh, Hyung. ¿Cómo sabias que quería venir aquí?.-Minho parpadeo cuando vió los mostradores llenos de dulces y se maldijo internamente.

-Sabes que no tienes que comértelo si no quieres, ¿cierto?.-Habló Hyunjin a su lado.-Yo lo puedo hacer por tí.- estiró a mano para tomar la porción de Minho, fue apartado de un manotazo.

-No te atrevas a tocarlo.-gruño. No sería vencido por una golosina. Tal vez si tapa su nariz y lo comía lo suficientemente rápido...

-Hyung...-Minho alzó los ojos hacia la voz frente a él. Jeongin sonrió, inclinando su cuerpo sobre la mesa. En su mano una cuchara con un pedazo de su propio pastel. Todo observaron divertidos como Minho sin ni siquiera pensarlo se levantó de su silla, inclinándose brevemente para comerlo. Lo masticó despacio y con una mueca disimulada de disgusto mientras Jeongin lo miraba satisfecho.

-¡Yo también quiero que Innie me alimente!.- un coro de gritos inundó el local y Minho volvió a gruñir audiblemente.

-Lo siento, chicos, pero hoy solo compartiré con Minho-Hyung ya que fue él quien me invitó .-Minho observó la cara de decepción de los demás mientras volvían a jugar con su comida tristemente.

Sí, tal vez no haya sido tan malo entrar a este lugar.

•Sobreprotector•|MinjeongDonde viven las historias. Descúbrelo ahora