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El pelimorado veia toda clase de felicitaciones en el chat, desafortunadamente era su cumpleaños y gracias a Felix ahora todos lo sabían

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El pelimorado veia toda clase de felicitaciones en el chat, desafortunadamente era su cumpleaños y gracias a Felix ahora todos lo sabían.

Minho era de las personas que preferían festejar su cumpleaños en silencio, sin invitados molestos o un pastel gigantesco, simplemente como si fuera otro día normal en su vida, porque eso era, otro día normal en su vida.

Pero Felix no era asi en lo absoluto, amaba las fiestas, el pastel y el cumpleaños de Minho, era extraño que el pelinegro pareciera el doble de emocionado con el cumpleaños de Minho.

De hecho ahora mismo se encontraba en la cocina haciendo quién sabe que cosa mientras Minho platicaba con sus espectadores, mantenimiento esa cara de pocos amigos que tanto le caracterizaba.

¿Y Felix? ¿Cuándo viene?”

—Créanme, eso es justo lo que yo quiero saber.— Respondio Minho y como si Felix hubiera podido escucharle, las luces de su habitación se apagaron y el pelinegro entro con un pastel con las velitas encendidas.

Feliz cumpleaños a ti, feliz cumpleaños a ti, feliz cumpleaños Minhonnie que los cumplas feliz.— Canto Felix colocando un gorrito de fiesta sobre la cabeza de Minho.

Cuando Minho soplo las velas y Felix prendió las luces el pelimorado casi sufre un infarto, su expresión se congeló mientras Felix le veía como un niño pequeño ilusionando.

El pastel... Era una completa abominación, una falta de respeto a todos los pasteleros del mundo, dios, inclusive los vagabundos rechazarían ese pastel.

Era horrible, una parte de el se veía cruda aún, la decoración era un desastre lleno de colores, había gomitas regadas por toda la base, era como si un maldito unicornio hubiera vomitado sobre el pastel.

Minho ni siquiera estaba seguro de que eso fuera comestible, pero cuando alzó la vista y sus ojos vieron el rostro de Felix, se sintió como un monstruo por pensar eso.

Felix le veía con ojos de cachorrito esperando pacientemente por una reacción positiva de parte del pelimorado, decirle la verdad a Felix sería como patear a un cachorrito bebé.

Preparándose mentalmente para lo que estaba a punto de hacer, Minho tomo todo el aire que sus pulmones le permitieron y puso su mejor sonrisa antes de hablar. —Es perfecto Felix, muchas gracias ¿Tu lo hiciste?—

Los ojos de Felix parecieron iluminarse al oírle. —Si, yo lo hice todo solo.— El estómago de Minho iba a arrepentirse toda la vida de tomar está desición, pero la conciencia de Minho estaría más que satisfecha, valía la pena si eso evitaria hacer llorar a Felix.

Minho no era bueno en los temas sentimentales, no era bueno teniendo simpatía o tacto al decir lo que pensaba y eso le traía problemas constantemente, pero con Felix todo había sido diferente desde el principio, el chico parecía saber a la perfección que Minho no buscaba dañar a nadie y simplemente daba su opinión.

Minho había hecho llorar a Felix en incontables ocasiones al darle su “sincera opinión“ recuerda a la perfección como el chico simplemente le daba una sonrisa e iba a alguna parte donde no le viera para llorar.

Se arrepentía de la mayoría de cosas que salían de sus labios sin poder retenerlas, cuando Felix le veía con esos ojos brillantes a punto de llorar... Algo dentro de el le hacía querer llorar también por lástimar a la única persona que le tiene paciencia.

—Lo hiciste genial Felix, ¿Podrías ir por unos platos y cubiertos para comerlo?— Cuando el pelinegro asíntio y salió de la habitación, Minho se giro en dirección a la camara.

Viéndoles con seriedad antes de decir:
—Escuchen, el primero que le diga la verdad no vuelve a entrar al maldito directo ¿Entendido?—

Todas las burlas y bromas en el chat se detuvieron. —Todos actuarán sorprendidos y dirán que este jodido pastel es precioso, llenaran de halagos a Felix y el directo irá con normalidad después de eso, ¿Queda claro?— Al ver las afirmativas en el chat Minho se relajo.

Felix no tardo mucho en volver aún con esa sonrisa en su rostro, le sirvió una rebanada a Minho viendo como este metió un trozo en su boca sonriendo, el celular del pelinegro sonó en sus pantalones y salió de la habitación para responder la llamada.

En cuento Felix estuvo fuera de su vista el pelimorado se acercó al pequeño bote de basura y escupió la comida de su boca, todos parecian divertidos de ver a Minho fingir una sonrisa mientras esperaba a que Felix se diera la vuelta para escupir el pastel.

—Mierda, está cosa sabe horrible, creo que tendré indigestión, si muero por culpa de Felix regresaré del jodido infierno para demandarlo por daños a la salud.— Murmuró sobando levemente su estómago.

Cristo, iba a morir por tratar de ser una buena persona.

Ahora estaba más que comprobado, ser un hijo de puta insensible le haría vivir más, quiso ser amable al menos una vez en toda su maldita vida ¿Y que se gana? Dolor de estómago y un posible fallecimiento a manos de Felix.

Aterrorizado por tener que volver a comer y sin pensarlo mucho, Minho tomo el pastel y lo tiro bajo su cama dejando solo el plato vacio.

Para cuando Felix corto la llamada y regreso a la habitación del pelimorado lo único que encontró fue a Minho contando algo y lo que quedaba de su pastel. —Oh, ¿Te lo comiste todo?—

Cuando Minho asíntio, algo dentro de Felix se removió emocionado, ¿Tanto le había gustado el pastel? Sonriendo como idiota Felix se acercó a la camara. —Oh, parece que te gusto mucho, debería hacer pasteles más seguido.—

—¡No!— Minho aclaró su garganta antes de continuar. —Digo, no tienes porque molestarte Felix, no merezco tantas atenciones.—

—Esta bien, si el cumpleañero lo dice entonces haré caso.— Mencionó el pelinegro colocando su mano derecha en su frente en un gesto militar.

—Bien, yo creo que es todo por hoy.— Murmuró Minho y sin avisar corto la transmisión, sus seguidores ya estaban acostumbrados a las despedidas abruptas del pelimorado.

Cuando Minho se levantó de su cómoda silla Felix aún mantenía su mirada sobre el. —¿Que pasa Felix?— Inquirió confundido.

Lo siguiente que Minho sintió fueron los brazos de Felix rodeándole y los cabellos del pelinegro acariciando su mandíbula. —Feliz cumpleaños Minho.—

Y por primera vez en lo que iba del día Minho sonrió sinceramente para después corresponder el abrazo. —Gracias Felix, por todo.— Susurró avergonzado, disfrutando del calor que el pequeño cuerpo de Felix le proporcionaba.

Minho jamás se atrevería a decirlo en voz alta, pero los abrazos de Felix le encantaban.

Minho jamás se atrevería a decirlo en voz alta, pero los abrazos de Felix le encantaban

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No me jodas [Minlix]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora