Tempestades

52 12 5
                                    

Capítulo cuatro

I
Sólo era una conjetura, una suposición impregnada de pretensión en cada una de las palabras, ellos suponían, desconfiaban de él y sin mayor pruebas lo sabían.

Itachi guardó silencio. Con la mirada afilada siguió cada uno de los movimientos de los tres hombres frente a él. Podía percibirlo, la atmósfera de tensión que se levantaba embriagándolos por completo.

Pero eran Uchihas, se necesitaba más que un aura de tensión para someterlos.

—Shisui fue otro que no acudió a la reunión, y sé que tú y él eran casi como hermanos —murmuró Inabi arrastrando las palabras con cuidado—. Hemos pensado que tú... podrías saber algo.

Itachi cerró los ojos respirando suavemente, en un gesto que se podría identificar como un rastro de desdén, pero sólo para aquellos que no podían interpretar el angustioso estremecimiento que se le coló por la espina dorsal. Sin un ápice de interés retomó su actitud de siempre para negar con un la cabeza.

—Así que ha muerto —dijo más como un murmullo para sí mismo que para ellos. Respirando con calma desvió la mirada al suelo de madera donde se posó escasos segundos antes de volver a perfilarse seriamente—. La verdad hacía tiempo no nos veíamos. Es una lástima.

Tekka se removió con ira volteando a mirar hacia la entrada del barrio Uchiha. Sus manos estaban cruzadas sobre el pecho con mayor presión de lo normal. inspiró agresivamente soltando un gruñido como lo hubiese hecho una jauría de lobos ante la perspectiva de ver como su presa se le escapaba de las garras.

A Itachi no le pasó desapercibido su comportamiento ni la mirada impregnada de resentimiento clavada fuertemente sobre su cuerpo, sin embargo ignoró el hecho y la acción.

Yashiro rebuscó entre sus ropas y finalmente dejó a la vista un trozo de papel perfectamente doblado en cuatro partes. Itachi alzó la vista y sin necesidad de inquirir, supo de qué se trataba.

—Es la nota de suicidio que se encontró con el cuerpo de Shisui, como miembros de la policía hemos abierto una investigación. Ya hemos terminado el análisis de su escritura; es sin duda su letra.

—Si es suicidio, ¿qué es lo que quieren investigar? —preguntó Itachi sin ocultar lo contradictorio que sonaba.

—Eso es lo que aparenta —contestó Yashiro con suspicacia.

—Para aquellos que pueden usar el sharingan... les es muy fácil imitar la letra de alguien más —explicó Inabi sin la más mínima intención de ocultar su tono molesto y desconfiado—. Nos cuesta creer que alguien como él se haya suicidado.

Itachi advirtió el desprecio contenido y sólo se limitó a tomar el trozo de papel que se le extendían. Al abrirlo una franja de luz lo cegó momentáneamente: era el peso de la realidad. No podía negarlo, incluso para alguien tan calmado como él, aquella situación le estaba impacientando.

«Estoy cansado de los deberes. No hay futuro para los Uchiha, no para mí... No puedo seguir por el "pasaje" por más tiempo».

Itachi permaneció inmóvil. Tras leer las escasas palabras soltó un suspiro sin romper su semblante serio, sabía que aquello iba a suceder y sin más levantó la cabeza al sentir cómo un viento helado pasaba por encima de su cabello. Al alzar la mirada se encontró con los mismos ojos gélidos y hoscos de Yashiro bramar por algo que no logró discernir.

Dudó una fracción de segundo, tiempo suficiente para aferrar la nota con nostalgia evocando su último encuentro con Shisui... tiempo suficiente para que los tres Uchiha le lanzaran un último ataque.

- Recuerdos de una Noche Roja -Donde viven las historias. Descúbrelo ahora