Capítulo 03.

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—¿DÓNDE ESTÁ Cillian cuando se le necesita? —murmuró la castaña en la salida de la universidad.

Por fin habían terminado sus clases. Y, al salir de la institución, el viento frío golpeó su rostro, dándose cuenta que tendría que volver a la rutina de usar el metro en las noches heladas de Dublín.

Odiaba los martes y miércoles con toda su alma, eran los días donde salía más tarde y no había cosa que más detestara que estar sola en la noche con frío y usando el transporte público. Aunque la mañana se la había alegrado aquel hombre de ojos azules, no pudo evitar mantener su felicidad hasta la noche. Pero estaba agradecida por las primeras horas del día. 

Suspiró y emprendió camino hacia la estación de metro más cercana, que por suerte, no estaba tan lejos. Y, en el camino devuelta a casa, había un pensamiento que no abandonaba su cabeza.

Sentía que le debía algo al mayor por su amabilidad. Había estado pensando en cómo pagarle y lo único que se le había ocurrido hasta el momento era hornearle un pastel.

«Pero soy una mierda haciendo pasteles» Pensó para si misma.

Definitivamente Angelina no era una gran dotada en la repostería. Pero pensó en eso ya que era lo que todos regalaban en forma de agradecimiento, ¿no?

Y entonces su cabeza hizo "click".

No tenía porque regalarle lo que normalmente todos hacían. Le haría una vasija de cerámica especialmente para él, para que pueda empezar a decorar su nuevo hogar.

Entusiasmada, esperó ansiosa el poder llegar a su casa, para empezar a trabajar en ello. Mientras tanto en el camino, cerró los ojos pensando en que diseño debería de hacerle.

Miércoles 16:45p.m

Al día siguiente, en un nuevo día de clases, la castaña parecía no poder concentrarse. Todo lo que los profesores decían le entraba por un oído y le salía por el otro.

Si alguien pudiera meterse en sus pensamientos, lo único que escucharía sería: «Cillian, Cillian, Cillian».

Estaba ansiosa por volver a su hogar y entregarle al mayor el regalo que con tanto esmero había hecho para él.

En la noche de ayer, cuando llegó a su departamento, trabajó arduamente en la vasija para así tenerla seca y lista para ser pintada y barnizada en la mañana.

Ni en sus más locos sueños terminaría toda una pieza en una sola noche, además estaba cansada, el martes fue un día largo. Pero, aprovechó que al día siguiente no tenía clases desde temprano. Por lo tanto, después de desayunar, pintó su obra y dejó secar el barniz, así cuando regresara de la universidad, tendría la vasija lista para entregársela a Cillian.

Pero así como estaba ilusionada por darle su regalo al mayor, también tenía muchas preguntas.

¿Qué pensaría él al respecto? ¿Creería que sería demasiado? ¿Y si no le gusta? ¿Y si le parece tonto?

Ella solo quería que él la notara. Que pensara en ella.

Angelina nunca antes se había tomado tantas molestias por alguien, nunca había pensado tanto en alguien. Se había empeñado en él y eso la tenía nerviosa e insegura.

—Casi no se nota que estás pensando en otra cosa que no es la clase —habló Jonathan quien se encontraba a su lado.

Ella volteó a encararlo. Alarmada, no podía creer que estuvo todo este tiempo haciendo muecas otra vez.

REAL MEN. cillian murphyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora