Pérdida, su mirada bailaba entre el teléfono celular y la multitud de gente. Chequeaba una y otra vez el mensaje de Cillian; «Mr. Cox, cabello blanco, lentes negros, aproximadamente 1.80. Estará sosteniendo un cartel que diga A.C».
Lo repetía en su mente tratando de memorizar sus indicaciones.
Y de nuevo... Mr. Cox, cabello blanco, lentes negros, aproximadamente 1.80. Estará sosteniendo un cartel que diga A.C.
Y de nuevo...
Hasta que en la lejanía logró divisar a un hombre con dichas características. Este miraba de un lado a otro tratando de buscarla. Angelina caminó apresuradamente hasta él mientras arrastraba su pequeña maleta de mano, tratando de no chocar con las personas que venían caminando hacia la dirección contraria.
—Disculpe, ¿Señor Cox?
Aquel hombre de aproximadamente unos 40 o 50 años la miró de arriba abajo, analizando cada rasgo de la muchacha. Luego hizo una mueca como si acabase de recordar algo.
—¡Oh! ¿Angelina Castillo, verdad?
—Si, si —afirmó entusiasmada.
—Soy George Cox, seré su chofer, la llevaré a la residencia —explicó extendiendo la mano en forma de saludo, la cual Angelina tomó y estrechó.
El señor Cox insistió en llevar su equipaje a lo que Angelina accedió, lo siguió hasta la salida del aeropuerto en dirección a los estacionamientos. Una vez allí, aquel hombre se detuvo frente a una camioneta negra, abrió la puerta trasera ofreciéndole a la pelinegra subirse.
Las mejillas de Angelina se ruborizaron ante la cordialidad del señor Cox, se sentía un poco avergonzada, no estaba acostumbrada a aquellos tratos. Se subió al auto y luego el hombre imitó su acción sentándose en el asiento del conductor.
—¿Está bien así el aire acondicionado?
—Podría bajarle un poco, por favor.
—Por supuesto —obedeció— ¿Le gustaría escuchar música?
Angelina negó y sonrió —La radio está bien.
—Si quiere cambiar de canal avíseme.
—De acuerdo, muchas gracias.
La muchacha no mentiría, admitía que se sentía como una princesa o una multimillonaria con los servicios que el señor le ofrecía. Se preguntó cuánto le pagaría Cillian por su trabajo. Debía ser una cantidad que ni siquiera se llegaba a imaginar.
«Oh, Cillian...»
Con el estrés del viaje y el aterrizaje su mente no se había permitido pensar en otra cosa que no fuera eso.
La emoción volvió y pequeños cosquilleos se encontraron con su vientre. En el vuelo, sus piernas estaban inquietas y jugueteaba con sus manos. El trayecto duraba poco más de una hora pero se sintió como una eternidad. Tenía tantas ganas de ver a Cillian pero al mismo tiempo sentía miedo.
Estaba feliz de volver a ver al hombre que le gustaba pero a la vez se sentía asustada porque no sabía cuánto tiempo pasaría para que se volvieran a ver en una próxima ocasión.
Estaba feliz porque tan solo tendría que esperar un poco más para por fin sentir los cálidos labios de Cillian, pero, también tenía miedo porque cada día, con cada cosa que hacía, con cada detalle, se enamoraba más de ese hombre. Cada día sentía que necesitaba más y más de él.
Cómo si necesitara de su constante cariño y atención para respirar.
—Señor, ¿qué tan lejos estamos del lugar?
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REAL MEN. cillian murphy
Fanfiction| ੈ✩‧₊˚ though honestly, 𝙨𝙞𝙧 all I wanna do is get 𝙣𝙖𝙠𝙚𝙙 in front of you so you can 𝙡𝙤𝙤𝙠 𝙢𝙚 up and down and give me your 𝙡𝙤𝙫𝙚 for being so good. 彡 𝘓𝘢 𝘮𝘢𝘯𝘦𝘳𝘢 𝘦𝘯 𝘭𝘢 𝘲𝘶𝘦 𝘴𝘦 𝘢𝘮𝘢𝘣𝘢𝘯 𝘱𝘰𝘥𝘳í𝘢 𝘩𝘢𝘤𝘦𝘳 𝘩𝘢𝘴�...