Capítulo 08.

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ANGELINA vio como el mayor se dirigió hacia el intercomunicador, quien era el culpable de interrumpir su íntimo momento. La muchacha inmediatamente sintió la ausencia del calor del cuerpo de Cillian pegado contra el suyo.

Con la respiración entrecortada, debido a la adrenalina que sentía, el ojiazul atendió. A pesar de que Cillian podría haberse entregado a la situación y disfrutar de aquél momento tan comprometedor junto a Angelina, sabía que, si lo estaban llamando, era por una única razón.

—¿Señor? Aquí hay unos niños que dicen ser sus hijos. Se llaman Malachy y Carrick.

El mayor reconoció el nombre de sus pequeños, dándole el último golpe que necesitaba para volver los pies a la tierra.

Sacó el teléfono celular guardado en su bolsillo y la hora marcaban las 10:40A.M. Suspiró impresionado de cómo el tiempo pasaba tan rápido al lado de Angelina.

Chequeó la bandeja de notificaciones y efectivamente comprobó que habían un par de mensajes pendientes de su ex esposa, avisándole que los niños ya iban en camino. Pensó que era increíble no haber sentido el teléfono vibrar, pues en lo único que podía concentrarse en esos momentos, era en las manos de Angelina recorriendo su piel.

—Si, si. Ya voy —colgó.

Giró hacia Angelina, quien se encontraba expectante de la situación. No pudo evitar sonreír para sus adentros al notar el cabello ligeramente desordenado de la menor y sus mejillas enrojecidas. Era una imagen placentera de ver,

—Mis hijos están abajo —explicó a la menor.

—Oh... —aunque no quería admitirlo, porque sentía debía de estar feliz de que el mayor pasase tiempo de calidad con sus hijos, la pelinegra se sintió decaída porque eso significaba que era ella quien tenía que retirarse—. Será mejor que me vaya entonces —dijo levantándose del mueble.

—Fue un placer tenerte aquí, Angelina —Cillian se acercó a ella para poder abrazarla en forma de despedida y llevarla hasta la puerta. Y, así también, poder salir a por sus hijos.

Cillian presionó el botón del elevador. La pelinegra estaba a punto de emprender camino por las escaleras cuando el mayor llamó su nombre.

—Te escribiré —dijo.

Angelina asintió con una traviesa sonrisa asomando por sus labios y Cillian le correspondió el gesto.

El mayor se fue por el elevador y Angelina empezó a bajar las escaleras.

La menor sentía su rostro arder. A pesar de que ya no estaban el uno al lado del otro, era como si Angelina pudiera aún sentir las manos de Cillian acariciando su rostro, y los labios del mayor siendo presionados contra los suyos.

Había sido la experiencia más erótica y excitante que había vivido en su vida, a pesar de que no llegaron a más allá de caricias. No podía ni imaginarse lo gratificante que debía ser tener sexo con él. Se sentía sumamente privilegiada de encontrarse en la situación en la que estaba.

Una vez ya frente a la puerta, buscó en sus bolsillos las llaves para abrirla, dándose cuenta que no las traía consigo.

Buscó con más angustia y desespero, como si eso fuera a hacer que mágicamente sus llaves aparezcan.

Chistó dándose un golpe en la frente. A veces odiaba sus despistes.

«Qué oportuno» pensó.

No se preocupó en tocar el timbre, pues sabía que Chloe no estaba en casa. Y aunque la realidad fuera otra, sabía que tenía que recuperar sus llaves porque luego se le olvidaría, así que sacó su celular para escribirle a Cillian.

REAL MEN. cillian murphyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora