Honestidad entre deshonestos

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El escuadrón del 141 regresaba de una misión, todo había salido bien, pues estaban vivos para otro día más, pero más importante, habían llegado a tiempo para la celebración que harían por el día del militar.

Era una fiesta organizada por el gobierno y altos mandos para festejar sus servicios, no era usual que su agenda concordara con aquel evento que todos esperaban.

— ¿Irán a la fiesta? —pregunto Soap, él estaba emocionado.

—Nos serviría para relajarnos, además, creo que de igual es obligatorio para nosotros—menciono Price.

— ¿Y ya tienen con quién ir? No quiero ser el único sin pareja.

—Kyle será mi acompañante—el capitán hablo con rapidez.

— ¿Qué? —dijo Gaz sorprendido.

— ¿Me vas a acompañar teniente?

—Tengo esposa, ¿lo olvidas?

— ¡Demonios! —se quejó.

—Hablando de mi esposa, debo ir a casa.

Ghost se despidió del resto y fue a su hogar, sentía tenso los hombros, le hubiera gustado relajarse con tu trato especial, pero al llamarte tuviste que rechazarle, pues estabas algo ocupada y que le harías saber cuándo podrías verlo.

Apenas iba a suspirar cuando sintió el abrazo de su esposa al cerrar la puerta detrás de sí.

—No te esperaba tan pronto, estoy terminando de hacer cenar.

—Huele bien—fue lo único que pudo decir.

— ¿Cómo te fue esta vez? —se regresó a la cocina.

—Lo de siempre—dijo mientras la seguía— ¿Todo está en orden en casa?

—Por supuesto, incluso te compré tu whisky favorito ¿Quieres un poco?

Aceptó con cierta extrañes, incluso le había preparado su cena favorita.

Estaba siendo más cariñosa, atenta y conversativa, no le parecía mal; sin embargo, estar atento a ese tipo de acciones que no son usuales. Sentía que había algo extraño, no quiso pensar demasiado, pero estaría atentó a cualquier cosa.

Ambos continuaban platicando, como aquellas noches en las que se conocieron, hacía tiempo que no conversaban de esa forma.

El alcohol, la buena comida y la cálida charla hacia un ambiente en cierta forma romántico y especial.

Era muy carismática cuando la timidez no le ganaba, amable, tierna y servicial, siempre le gusto linda que era, esa bonita sonrisa que dibujaba en su rostro siempre le encantaba.

Sentía culpa por estarte viendo a escondidas, quizá si hablaba con ella para arreglar su decepcionante relación podría ir todo mejor.

Comenzaron a besarse y pronto llegaron a la habitación, su esposa se posó encima de él y la pasión los dominaba a ambos.

Pronto la ropa estorbaba, se dejaron llevar por completo para entregarse al otro como no lo hacían en mucho tiempo.

Era muy diferente a lo que eras tú, su esposa era más delicada, sabía que no podía ser igual de salvaje, pero lo romántico y lento no le molestaba para nada.

Todo estaba siendo placentero, incluso ella estaba tomando la iniciativa, no podía imaginar una noche más perfecta que ese momento.

Mientras ella cabalgaba sobre él sentía que estaba a punto de terminar, llegaría pronto al clímax.

Otra - Ghost y tú-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora