Capítulo 2

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El sol entró por la ventana de su habitación, esta se encontraba completamente vacía, lo único que tenía era una pequeña cama y algunos aparatos médicos que recordaba haber visto en la enfermería de Dragston.

La misma enfermera que le había traído el desayuno le dejó unos pantalones negros y una camisa básica blanca. Al mirarse al espejo no se reconoció, su pelo estaba más largo de lo normal, su cara, aún siendo la misma, estaba más  delgada y su cuerpo ahora se encontraba demasiado débil, tanto, que cuando trató de levantarse tuvo que sostenerse con ayuda de unas muletas.
Aquella ropa le venía algo grande y no estaba acostumbrada a llevar tal conjunto, tuvo que remangarse las mangas de la camisa ya que estás le colgaban.

Practicó un poco a dar algún que otro paso y tras caer varias veces al suelo, por fin, sus piernas recordaron cómo sostenerse y mantener el equilibro, sin embargo tuvo que ayudarse de una de sus muletas para salir de la habitación. 

Se dirigió tras pedir alguna que otra indicación hasta el vestíbulo, donde le esperaba el general Patton. 

- Veo que ya está lista, conforme avance la mañana sus piernas ya no necesitaran de las muletas - habló con su voz grave.

Cuando salieron del hospital, Dahlia, se asustó al ver que todas las nubes eran oscuras y no permitían al sol brillar como antaño. Había también decenas de soldados esparcidos estratégicamente alrededor del hospital, siempre listo para un posible ataque enemigo.  El general le llamó la atención para que no se quedará embobada y entrará en el coche que los esperaba más adelante. 

El vehiculo era un todoterreno totalmente negro con las ventanas tintadas, el conductor llevaba uniforme militar y a un lado un arma que Dahlia jamás había visto. Patton se sentó junto a ella y mandó al conductor que les llevara hacia el campamento. 

- Usted dijo que el campamento estaba formado por Valyos y Stirmuss, ¿Como es eso posible? - miró por la ventana y vió a lo lejos casas totalmente en ruinas, árboles caídos y coches destruidos. 

- Cuando la invasión comenzó el gobierno decidió que tendríamos más posibilidades de ganar esta guerra si nos manteníamos juntos y así hicimos - el hombre se tocó el dedo donde guardaba una alianza de oro - las sombras nos lo han quitado todo...pero algo que hemos sacado de ello es que nos han unido como una nación que antes estaba dividida, al principio hubo protestas pero cuando las sombras los atacaron, los que quedaron decidieron que sería mejor juntarnos. Hasta el día de hoy hay disputas en los campamentos y personalmente me ocupo de castigarlos severamente

- ¿Cuántos campamentos hay?

- Hay varios, están dispersos por zonas,  de manera que las sombras no sigan esparciéndose por el mundo, su distribución es estratégica, los campamentos están alineados formando una frontera, entre los campamentos hay soldados matando a toda sombra que intente salir de la zona ya destruida...hace un año descubrimos que las sombras habían encontrado otros lugares por donde cruzar, las detuvimos, pero... no aguantamos mucho más de dos años si seguimos así, por eso estás aquí, tú eres la única que puede matar a Demerak y acabar con las sombras al mismo tiempo

El coche pasó unas enormes puertas de hierro, dejando ver miles de cabañas de madera y un enorme descampado.

Había miles de personas, cada una llevaba su uniforme acompañados de armas pesadas. Lo que le extrañó a Dahlia era el color de cada uno. 

- ¿Qué significa el color del uniforme? - preguntó interesada por lo que acababa de ver. 

- Es observadora, señorita Russo - dijo el general sorprendido tocándose la barba - Cada escalón porta un color para saber identificarlo, los morados son los Privatis, los principiantes, luego como usted sabe están los Notios, que visten de rojo - habló seriamente. 

El resurgir final (A.L.P) #3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora