Escribiendo-me

Cuando lo vi ...

No podía controlarlo. Era un fuego que me consumía. Todo mi cuerpo parecía querer lo mismo. Nunca habían funcionando tan bien mis axones y dentritas. Si esto me hubiese sucedido antes, habría entendido mejor el funcionamiento del sistema nervioso y sus múltiples conexiones.

Desde hacia tiempo mi cerebro solo reproducía imágenes de sexo sacadas de no sé qué parte de mi corteza cerebral. Cualquier escena erótica, la mirada furtiva de algún desconocido, un roce inesperado, eran capaces de activar mi libido y desencadenar una segregación acelerada de endorfina. Al menos yo lo percibía así.

No recuerdo como llegué a la idea de la masturbación. Solo sé que se me fijó en la mente como una posibilidad remota que poco a poco fue convirtiéndose más que en una obsesión, en una necesidad.

Pero los prejuicios morales estaban ahí. No sabía si aquello era bueno, si realmente era una conducta natural de los seres humanos, cual era la cuota que no podías rebasar si no querías convertirte en una enferma mental. No importa cuántas cosas hubiese leído sobre el asunto, ni las veces que le repitiera a mis amigos como toda una experta lo normal de aquella cuestión, aun no lo había interiorizado, seguía pensando que esa era una conducta que podía ser ajena a mí.

“Al menos una vez”-, pensé. Menos mal me dejé de tan vuelta y decidí hacerlo, porque la realidad era que me sentía estallar. Y estalle.

Recuerdo que cubrí mi cuerpo con la colcha de dormir, y cerré mis ojos aparentando estarlo. Era de día y mis hermanas también dormían en mi cuarto. No sé que hubiese pasado de haberse despertado o si en algún momento llegaron a hacerlo. Pero en aquel momento todo aquello era intrascendente. La simple acción de poner mis dedos sobre mi clítoris y comenzar a frotarlo me desconectó por completo de la realidad.

<3