Un deseo refugiado

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Mirarte,

eso es la puta gloria.

El pasillo es corto,

pero esta tarde se ha hecho tan expansivo y eterno,

que yo no quiero dejar de caminar.

Tu mirada me sigue desde la fuente

como buscando la complicidad en mis ojos

creando una curva risueña en mi rostro

una curva que yo debo esconder,

que yo quiero, esconder.

Mi exposición es tal que,

el pasillo se vuelve estrecho

el pasar de la gente es lentamente veloz.

Yo solo puedo quedarme con la satisfacción de pensar que me piensas.

Eres todo lo que se,

y todo lo que no conozco de ti,

eres dos pupilas sin fondo

y la mitad de una sonrisa encantadora,

contorneada por unos labios sumamente deseables.

Eres todas las cosas que puedo describir a medias.

Él era mi desastre favoritoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora