"Seguiste rezando, ¿Verdad? Dándole agua a las flores artificiales. Nos reímos con desprecio, dedicamos nuestro amor a ese cuerpo..."
Las manos de Sasuke rodeaban su cuello, la lastímera mirada de su víctima lo hacía querer hacerlo sufrir un poco más.
Naruto le daba tanta lástima, y al mismo tiempo, lo amaba tanto...
"Creo que me llegó un recuerdo."
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•En el patio trasero de la residencia Uchiha, siempre habían animalitos que llegaban de afuera, cómo pájaros o gatos que eventualmente visitaban el lugar.
En ésta ocasión, una gatita había decidido que el acogedor jardín era ideal para dar a luz a sus cinco crías. Tenían poco más de tres semanas ahí, y la poco numerosa familia Uchiha decidió dejarlos vivir en ese lugar sin molestarlos.
Para el pequeño Sasuke ésto fue una maravillosa noticia, tendría nuevos juguetes, aprovechando que la madre había decidido abandonarlos. ¡Qué madre tan desnaturalizada, por Dios! ¡Una ramera que se va, justo como su madre! O al menos eso decía su padre de ella. El infante ni siquiera sabía lo que era una ramera, pero suponía que algo malo.
Y bueno, tampoco había cómo defenderla, pues el pequeño Sasuke, fué quién desafortunadamente vivía la infidelidad de su madre. Su padre se enteró por su culpa, era un mal niño. Su familia se disolvió por su culpa, era un pésimo niño. Oh, ¡Eso era! ¡Quizá la razón de ser tan malo, es porque es igual de asqueroso que su madre! ¡Sí, debe ser eso!
Pero, ¿Eso qué tiene que ver con los gatitos?
Bueno, no lo sé.
—¡Gatito!— El pelinegro de ocho años corrió para atrapar aunque sea a uno, y lo logró.
El minino se retorcía y gruñía, tenía miedo, se encontraba frente a un depredador que podría significar su inminente fin.
Sasuke corrió directamente hacia su habitación para jugar con él, al llegar, bajó la guardia por la calma del minino, y en un descuido, la cría alcanzó a morderlo.
—¡Malo! ¡Malo!— Inmediatamente lanzó al gato contra la pared, y este chilló. Fué un sonido interesante, su madre hizo un ruido similar cuando el iracundo hombre con el corazón destrozado la golpeó, de nueva cuenta, por su culpa.
Fué a recogerlo, pero el gatito lo ahuyentó con un gruñido, o eso intentó, pues sí que lo asustó, pero esto no lo hizo desistir y en un rápido movimiento lo volvió a tener en sus manos.
Lo apretujó entre sus palmas, el animalito gemía y chillaba, y ahí conoció un sentimiento nuevo.
La lástima.
Daba mucha lástima ser tan frágil y débil, de él dependía que viviera o no, de él dependía que sintiera dolor o no. Tenía una vida en sus manos, y de cierta forma, eso lo hacía sentir poderoso. Justo como nunca podía sentirse.
Lamentablemente, era un ser muy frágil, y después de un poco más de fuerza, su cuello tronó y los chillidos cesaron. Había visto algo similar también.
—¡Sasuke! ¡A comer, apúrate!— Escuchó desde la cocina.
—¡Voy, papi!— Tomó su trofeo de carne y hueso, y corrió al comedor.
Lo dejó sobre la mesa, a un lado de su padre, orgulloso de mostrárselo.
—Mira, papi.— Acercó el cadáver, tímidamente.
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Dulce Y Amargo (NaruSasu)
Fiksi PenggemarDetrás de cada momento dulce, había uno amargo. Hasta que el amargo perdió sabor y todos los momentos fueron dulces. "Seguiste rezando, ¿Verdad? Dándole agua a las flores artificiales." Las manos de Sasuke rodeaban su cuello, la lastímera mirada de...