5. tatuajes;

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Andrea

De las cosas que había hecho en los últimos años, llevar a Gianluca al internado militar había sido la más complicada de todas. En primer lugar, se encerró en el baño de su habitación, después de cerrar con llave su habitación. Supuse que él creía que nos resignaríamos y que lo dejaríamos en paz, aunque eso solo enojó más a Alessandro, quién tumbó las puertas a patadas y lo sacó prácticamente arrastrado y a la fuerza de la habitación.

El director del militar seguía siendo el mismo que en mi época, así que no tuvimos mucho que decir, más que dejar a mi hermano y volver a la mansión.

Al llegar al lugar, Gian parecía más contento con que lo sacáramos de la casa, lo que él no sabía que una vez dentro, desearía volver a casa todos los días hasta graduarse. El lugar podía parecer un hotel de cinco estrellas, con piscina, canchas y hasta hipódromo, pero eran muy estrictos con nosotros en el internado, los mejores soldados del país salían de ese colegio.

[...]

Gabriella llegó en la tarde para pasar el rato. Estuvimos un buen rato viendo películas en la sala de cine, hasta que ella se sentó sobre mí para comenzar a besarme. Llevé mis manos a la tela de su vestido y lo levanté para meter mi mano por debajo de su ropa interior. Gimió en mi oído como respuesta.

Empezó a desabrochar mi camisa para pasar su manos por mi pecho y mi espalda.

—Andrea —jadeó en mi oído. Dejé de tocarla, recibiendo un gruñido por su parte. Introduje uno de mis dedos y comencé a moverme lentamente dentro de ella.

—Papi —instantáneamente me detuve y miré a mi hijo, que se encontraba en la puerta de la sala. Ya tenía su pijama puesto y un oso de peluche en las manos.

Gabriella se bajó de mis piernas y se acomodó el vestido. Yo me abotoné la camisa como pude y fui hasta el niño.

—Dime, mi amor.

—¿Gabby es mi mamá?

Miré en dirección a mi ex novia, quien se notaba incómoda.

—¿Quién te dijo eso?

—Mi profe dice que cuando dos personas se quieren mucho tienen hijos. Y tú quieres mucho a Gabby.

—Ella no es tu mamá, amor. Tu mamá vive muy lejos.

—Yo quiero una mamá. Mauro tiene dos mamás, yo también quiero una.

—Lo sé, pero tu mamá no puede estar aquí. Además, tienes suficiente conmigo, ¿verdad? —le sonreí, pero no le hizo nada de gracia.

—Quiero una mamá. ¿Por qué Gabby no puede ser mi mamá si os queréis mucho?

—Es complicado, mi cielo. Yo...

Gabriella se colocó sus zapatos y salió de la sala.

—Gabs, espera.

—Tienes cosas que hablar con Ash. No me llames, yo te llamaré a ti.

La chica salió de la habitación y me dejó a solas con mi hijo. ¿Cómo iba a explicarle que su madre no quería saber nada de él después de haber nacido y que no sabía nada de ella hace años?

—Vamos a dormir. ¿Sí?

Me llevé al niño en brazos a su habitación y lo acosté en su cama.

—¿Puedo dormir contigo?

—Vamos.

Volví a cargarlo y entré a mi habitación. Dejé a Ash entre las sábanas y entré al baño a cambiarme de ropa para acostarme a dormir.

in black; sapphic [EN PROCESO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora