3. número oculto;

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Andrea

Cameron ya se estaba pasando completamente de la raya. No le contestaba el teléfono a absolutamente nadie y se había ido de la casa un par de días antes. Alesso y yo la buscamos por toda la casa, en su cuarto, el despacho, el gimnasio, la sala de juegos, la sala de cine, la sala de vigilancia, la cocina, la pista de carreras, el puerto, pero no estaba por ninguna parte.

Terminamos preguntándole a sus padres, pero ellos tampoco tenían idea. Ni siquiera Skyler sabía nada.

—¿Qué importa? —interrogó Gianluca—. Es una adulta. Si quiere volver, que vuelva, para algo es su casa.

—Deja de decir tonterías.

—Es la verdad, Andy. Si se fue será por algo, volverá cuando quiera.

—El problema es que... —iba a continuar, pero el chico me interrumpió.

—Está loca y punto. Que vuelva cuando esté mejor. Se comporta igual que mamá y no necesitamos a alguien así en casa.

—Está así por la depresión posparto —le expliqué. No recordaba que un adolescente pudiera ser tan irritante e insoportable. Esperaba no haber sido así de adolescente—. Ya llegamos.

Bajé del auto para sacar a Asher y llevarlo al colegio. Gianluca ya había entrado en la institución sin siquiera despedirse de mí.

Ciao, mi vida. Por la tarde te recojo yo, sino, viene el tío Alesso.

—Vale, papi. Te quiero mucho.

—Yo también, mi vida.

Le di un último abrazo al niño y lo dejé que entrara al salón de clases. La profesora del niño salió de la clase a saludarme, como llevaba haciendo desde que había empezado el curso.

—Buenos días, señor Romani.

—Buenos días, profesora.

—Puede llamarme Fabiana, ya lo sabe.

—Sí, claro. Bueno, ya me voy.

—Que le vaya bien, señor.

—Gracias, igualmente.

Me despedí de ella con una sonrisa incómoda mientras ella me sonreía. Era el único padre al que salía a saludar. Posiblemente porque yo le gustaba, pero no tendría oportunidad conmigo.

¿Estaba soltero? Sí, hace un par de meses había terminado con Gabriella Lombardi, pero habíamos vuelto a hablar y a vernos un par de semanas atrás.

Conduje de nuevo a la casa. Alesso me había dicho que tenía una idea de dónde podía estar Cameron.

—¿Cómo te fue con tu pretendiente? —me preguntó mi hermano bromeando cuando llegué a la casa.

—No es mi pretendiente. Solo es la profesora de Ash.

—Pero le gustas. Es guapa, no entiendo porqué no le das una oportunidad.

—Porque sabes que he vuelto a hablar con Gabs.

Él caminaba hacia el embarcadero y yo lo seguía.

—Pero no sois nada, nada te impide estar con la profesora.

—Si tanto te gusta por qué no le hablas, seguro que le gustas.

—Porque es menor que yo y no me gustan tan jóvenes.

—¿Dónde crees que está Cam?

—No hemos ido a la isla.

Se nos había pasado por completo. Aparte de comprar la nueva casa, Cameron había comprado una pequeña islita a unos tres kilómetros del embarcadero y había hecho construir una pequeña cabaña vacacional. No la habíamos usado mucho, pero era un buen lugar para pasar el rato y sobretodo, despejarse y alejarse de todo.

in black; sapphic [EN PROCESO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora