El comienzo...

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(Tom)

Por fin llegamos a casa, para mí suerte Bill y Gustav no estaban allí, busque algo de hielo en la nevera y la puse sobre la mejilla que recibió la bofetada de Kylie.

Kylie, Kylie, Kylie. Era lo único que pasaba por mi cabeza, la chica nose que fue lo que hizo en mi, no dejaba de pensarla. -Solo son mis ganas de cogerla- pensé.

Ví mi reloj de mano y eran las 9:17, aún faltaban casi cinco horas para que Kylie saliera de la universidad, Georg iría a buscar a su rubia, y yo me comprometí en ir a dejar a la pelinegra a su casa. Aún era temprano, me acomode en el sofá y me dormí.

En la casa no había nada por hacer, Georg al levantarse temprano para que fuéramos donde las chicas, aún tenía sueño, se acomodó en otro sofá y conversamos de la "apuesta", poco a poco mis ojos se fueron cerrando, sin darme cuenta me estaba quedando dormido.

(...)

-Mierda- sentí unas gotas caer sobre mi cuello lo cual fue motivo para despertar de mi siesta. -Oh mierda- no sentía la mejilla.

-Ahh.- el cabezota dio un bostezo. -Qué pasa Tom- dijo.

-Olvidé que había dejado el hielo sobre mi mejilla y me dormí- hice una pausa mientras tocaba mi rostro. -Ahora no siento mi cara Georg- formé un puchero con mis labios y a la vez fingía llorar.

-Te pasa por cabezota- dijo y comenzó a reír -Piensas tanto en la pelinegra que hasta olvidas cuidar tu cara de princeso- volvió a reír.

-Vete a la mierda, no necesito que te burles de mis desgracias- me levanté para dirigirme a la cocina. -Por cierto. Pienso en Kylie, pero en que posición ponerla el día que gane la apuesta.- sin más que decir camine hasta la cocina.

Tenía que comer algo antes de ir por Kylie a la universidad.

(...)

(Kylie)

Tercer periodo. Emma y yo estábamos en clases de química. Que clase tan aburrida, cada segundo alli eran eternos.

-Señorita Schwarz, la notó distraída ¿Hay algún problema?- la voz del maestro me sacó de algún pensamiento.

-No, está todo bien.- Nada en este día estaba bien.

Siguió la clase, intente tomar atención a esta, pero se me hizo casi imposible. Es decir, quien pondría atención a una clase cuando por la mañana el mismísimo Tom Kaulitz te besó, en mi caso, yo no podía.

Sonó el timbre, era la hora de la salida. Decidí llamar a mi padre para que enviara a alguien para que me trajera mi auto, no quería ir en taxi.

-Hola papá-
-Cariño, sucede algo-
-Si, quería preguntarte si puedes enviar a alguien para que traiga mi auto hasta la universidad-
-¿Está en el taller?-
-No no no, está en la casa, hoy... Camine hasta la universidad-
-Okey... Voy a fingir que te creo eso de que caminaste hasta allá. Veré que puedo hacer bebé, te avisaré, ahora te colgaré para poder llamar a alguien que te haga el favor-
-Ay te amo, gracias papá.-

Mi padre enviaría a alguien, de eso estaba segura.

Guarde mis cosas en mi bolso y salí del salón. -Georg te vendrá a buscar ¿No es así?- Le pregunté a Emma al verla fuera del salón esperando mi salida.

-Así es, Kay ¿Tom te vendrá a buscar a ti?- respondió e hizo una pregunta.

-No quiero verlo, llame a mi padre para que alguien me traiga el auto- respondí con clara molestia.

Emma no dijo nada, seguimos caminando hasta salir de la universidad, allí estaban ambos chicos, el de trenzas y el de pelo castaño. Pare en seco al verlos, al verlo...

You Won The Bet - Tom KaulitzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora