Tal Vez...

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Escena de Nina con Aziraphale en la librería:

"Haga sus propios planes"

"Lo hago, pero rescatarme le gusta mucho"

.................

Crowley no podía creer lo que estaba escuchando, después de todo lo que pasaron juntos, después de que el cielo quiso destruirlo, después de todos los problemas que le causó esconder a Gabriel, después de todo... Quería volver al cielo? Solo lo descuidó un minuto y todo lo que había construido se fue a la basura, ¿qué demonios había pasado allá afuera?

"No necesitamos al cielo, tampoco al infierno, ¡son tóxicos! ¿Tenemos que alejarnos de ellos sí?, ¡estar juntos!, tú y yo, ¿qué dices?"

¿Qué estaba pasando?, ¿qué no lo escuchaba?, Aziraphale parecía desesperado por irse de ahí.

'Ven conmigo, al cielo, estaré a cargo, ¡serás mi segundo al mando!, haremos una diferencia'

No, no lo estaba escuchando, algo pasó, algo era diferente, podía sentirlo...

"No puedes dejar la librería"
'Oh, Crowley... Nada dura para siempre'

¿Nada dura para siempre?, sí no lo estuviera viendo no creería que fuera aquel ángel que ha mantenido su guardarropa con exactamente el mismo estilo por casi un siglo, ¿dejar su librería?, ¿aquello por lo que luchó durante siglos y que hace tan solo unas horas estaba llorando por perder unas viejas enciclopedias?, ahora estaba seguro, sabía que no podía confiar en Metatrón.

Crowley estaba destruido, miró fijamente al ángel durante unos segundos, sabía que algo estaba definitivamente mal, algo había cambiado el aura de su ángel, su aura siempre fue celestial, pero con los siglos había tomado una forma particular, no era cómo la de un ángel caído pero, por la influencia de Crowley, Aziraphale había absorbido cierta esencia de aquel demonio, lo que lo hacía tan diferente de los otros ángeles, y eso a Crowley le encantaba en secreto, sin embargo ahora su aura parecía completamente divina, como la primera vez que lo vio.

Crowley comenzó a unir algunos puntos, debió verlo en el momento en el que el mismísimo Metatrón, el segundo al mando sólo por debajo de Dios se apareció en la librería de un ángel cuyo rango estaba varios escalones abajo y que incluso era considerado un traidor, fingiendo ser su amigo y ofreciéndole un estúpido café-

Oh, mierda

De pronto las ideas de Crowley tomaron forma, nunca le había prestado mucha importancia, pero había una razón por la cual Aziraphale sólo bebía té o cocoa, después de lo ocurrido en 1941 quedó un poco paranoico, además de que, debido a fuentes confiable, Aziraphale sabía que los soldados alemanes cometían suicidio con cápsulas de cianuro. Crowley solía burlarse de él porque estaba muy seguro de que Aziraphale no era dos cosas:

1.- Un mago profesional
2.- Un soldado nazi

Entonces no había porqué preocuparse de tener incrustada una cápsula de cianuro y morderla por accidente mientras bebía café con leche de almendras, porque según la investigación de Aziraphale (un poco obsesiva en opinión de Crowley) el cianuro huele a almendras.

Tal vez su mente estaba divagando, tal vez solo buscaba a algo a lo cual aferrarse para que su corazón no se hiciera mil pedazos, pero ¿era posible?, después de todo Crowley hubiera hecho muchas estupideces cuando se emborrachó con láudano si Aziraphale no hubiera estado ahí, entonces, ¿podría estar bajo efectos del cianuro?, no se veía fuera de sí, pero el cianuro, aunado a un milagro poderoso, podría haber sido utilizado para la sugestión del ángel. Era muy improbable, de hecho, era demasiado rebuscado hasta para la gran imaginación de Crowley, pero debía tener algo a lo que aferrarse, tenía que saber que, si le rompían el corazón, al menos sería por decisión de Aziraphale y no por influencia del cielo, Dios, o cualquier otro ser que quisiera entrometerse.

Te dije que confiaras en mí... y lo hicisteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora