El Arcángel Supremo

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Crowley subió al elevador que conducía al cielo junto con Metatrón, su corazón estaba hecho trizas, pero una chispa de esperanza creció en él, por el momento había salvado a su ángel, no sabía realmente que le esperaba, ¿qué cosa tan importante necesitó que el mismísimo Metatrón envenenara a Aziraphale? ¿Por qué el plan de la segunda venida tardó tanto tiempo en llegar? Sus pensamientos lo estaban envolviendo en una masa de oscura ansiedad hasta que una voz irritante a su lado lo hizo reaccionar.

'Llegamos querido amigo'

Crowley se sobresaltó un poco, pero sacudió su cabeza y sonrió de la manera más falsa pero convincente que pudo.

"Oh, bien, te sigo" Crowley hizo una señal para que Metatrón avanzara, lo cual, no hizo.

'¿Estás bien muchacho? Te veo un poco...'

"Estoy bien, solo sigo procesando todo esto"

Metatrón soltó una risa (que en opinión de Crowley era demasiado falsa y elegante) y tomó del hombro a Crowley, estaba seguro de que si no tuviera la apariencia de Aziraphale seguramente ya le hubiera soltado un puñetazo en esa estúpida barba.

'Bien, me alegra que estés tomando esto tan bien, estábamos preocupados por la decisión que tomarías' Dijo Metatrón mientras por fin comenzaba a caminar.

"¿Enserio?, ¿Por qué?"

'Me extraña que preguntes, detuviste un plan de 6000 años, te aliaste con un demonio y abandonaste tu posición como ángel...' Metatrón estaba contando con sus dedos todas las razones por las que Aziraphale ya no era bienvenido al cielo.

¿Entonces que diablos quieres de Aziraphale, imbécil?

Metatrón le hablaba de una manera incómodamente casual, como si fueran amigos desde hace años que no se han visto en mucho tiempo.

'La verdad, esperaba que dijeras que no a la propuesta, pero...'

"Pero..." Crowley dejó la palabra en el aire esperando que Metatrón continuara, lo que pudiera sacarle en la conversación serviría.

Metatrón se quedó en silencio, Crowley quería saber el alcance que podría tener su manipulación.

'No, nada, que bueno que decidiste por tu propia cuenta el regresar, hacen falta manos aquí arriba, sobre todo después de lo que pasó con Gabriel'

"Entiendo, me alegra poder ayudar"

Crowley estaba hirviendo por dentro, la maldita burocracia del cielo siempre había sido cuestionable, pero no pensó que pudiera ponerse peor con el tiempo, ¿cuántas cosas había tenido que soportar Aziraphale? Metatrón dirigió a Crowley hasta lo que parecía ser una sala común, era una habitación relativamente igual a las demás con la excepción de la presencia de una mesa de cristal extremadamente larga, tanto que a Crowley le daba la sensación de ser un comedor infinito.

"Ven, toma asiento junto a mí" Metatrón hizo una señal junto a él.

Metatrón se sentó en la silla que encabezaba la gran mesa y señaló una silla vacía junto a él, a Crowley le tomó un segundo reaccionar, pero fingió tomar el lugar con entusiasmo, esto no iba a terminar bien, desde el inicio Metatrón no lo perdería de vista.

'Entenderás que tenemos que hacer el anuncio oficial'

Metatrón chasqueó los dedos y en un momento aquella mesa se llenó de cientos de ángeles, entre ellos pudo identificar a Uriel, Miguel y Saraquiel, también logró reconocer a Sandalfón, esa cara le producía una sensación repugnante. Todos lucían vestimentas impecables, se veían tan inmaculados que Crowley sintió asco, pero también podía sentir ese mismo asco en la mirada de los demás ángeles, lo veían de una forma tan despectiva que por un momento olvidó que estaba en el cielo, esa escena podría ser cualquier día en el infierno, los ángeles no tenían nada que envidiarles a los demonios cuando se trataba de ser unos verdaderos idiotas. Crowley decidió ignorar esas miradas, en cambio, decidió juguetear un poco con la apariencia de Aziraphale, se sentó recto, con las manos entrelazadas sobre la mesa y levantando un poco el mentón, sonriente y tomando una actitud soberbia, tenía que admitir que el ángel probablemente no haría eso, pero quería saborear este momento, quería ver las caras de esos ángeles cuando Metatrón hablara.

Te dije que confiaras en mí... y lo hicisteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora