Coronar A Un Príncipe

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El día llegó, Aziraphale sería nombrado el nuevo arcángel supremo y oficialmente el plan de la segunda venida tomaría su rumbo, esto estaba preocupando a Crowley más de lo que quería admitir.

"Vamos, no debería ser tan complicado, sólo es recordar los viejos tiempos..."

Crowley caminaba impaciente sobre el piso de su nueva habitación, pensando en cómo lograría sostener esa mentira sin que lo descubrieran, en su momento fue la mejor idea que se le vino a la cabeza, pero en la práctica, había sido un plan estúpido.

Creo que esta vez sí me precipité

Crowley estaba tan inmerso en sus pensamientos que el sonido de la puerta abriéndose casi le causa un infarto, hablando metafóricamente claro.

'Vaya, no pensé que mi presencia te incomodaría tanto...' Uriel estaba ahí, parada en el umbral de la puerta y analizando la nueva habitación.

"¿Qué?, No, no es eso.... Sólo me encontraste en un mal momento eso es todo"

'Bueno pues no puedes quedarte aquí, ya todo está listo para la ceremonia...'

"¡Claro! Sí, gracias por avisar"

Crowley se dio la vuelta, dispuesto a seguir divagando un momento más, pero al no escuchar la puerta cerrarse se volvió y miró a una Uriel seria, autoritaria y con indicios de estrés.

"¿Es enserio?" Dijo con fastidio.

'Ya es hora Aziraphale, te estamos esperando'

Crowley tomó un momento para respirar, inhaló fuerte y dio un paso firme hacia la puerta, salió con Uriel justo detrás de él, incluso podía jurar que sentía los ojos de Uriel enterrados en su nuca.

"Uriel, ¿ocurre algo?"

Dijo Crowley sin detenerse

'Oh, no es nada, sólo... No prestes atención'

El tono de Uriel era indescriptible, pero dejaba notar una ligera inconformidad que era evidente para Crowley, pero no tenía tiempo de preocuparse por algo así en esos momentos, jamás dimensionó lo que era la ceremonia de promoción de un ángel, él había sido creado como un ángel de alto rango desde el inicio, no había requerido una promoción, ¿Qué tendría que hacer?, ¿tendría que beber agua bendita?, era un demonio, pero tenía la posesión del cuerpo de un ángel, ¿sería más santo? ¿eso no lo destruiría?, las dudas que tenía Crowley lo estaban matando por dentro, pero ya no podía arrepentirse, antes de darse cuenta habían llegado a la sala dónde se llevaría a cabo la ceremonia.

'Bien, ahora ya estamos todos' Metatrón habló por encima de todos.

La sala era enorme, miles de ángeles estaban en formación llenando por completo el espacio alrededor de una rotonda, en el centro se encontraban Miguel, Sandalfón y Uriel que en cuanto llegaron se les unió en formación, Crowley no lo había notado porque no era común ver a los ángeles muy seguido, pero las notas de colores dorados qué ya eran notorias en los rostros de los ángeles ahora se veían increíblemente luminosas, más brillantes qué nunca pero eran opacadas por la furia qué se formaba en esos rostros divinos.

Crowley estaba muy ocupado viendo a su alrededor hasta que notó a Saraquiel, quien lo veía de una forma extrañamente familiar, no sonreía, pero sentía cierta calidez, y junto vio un rostro familiar, Muriel se encontraba ahí, sin su traje de guardia y con un lindo uniforme blanco, su sonrisa era brillante y veía emocionada a Crowley, sin poder romper formación con los otros ángeles pero con un entusiasmo enorme, Crowley creía que tal vez si había otro ángel que representara lo bueno del cielo además de Aziraphale.

Te dije que confiaras en mí... y lo hicisteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora