♡ : CAPÍTULO VIII

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En realidad, antes no eran así, Youngjae no era la persona fría e impulsiva que es ahora y Jeongin no solía estar siempre asustado y a la defensiva.

Ellos se habían conocido en la secundaria, Youngjae estaba cursando su cuarto año mientras Jeongin cursaba el quinto, habían chocado accidentalmente en la cafetería y el alfa se sentía tan avergonzado que se ofreció a prestarle una nueva camiseta, la cual Jeongin adoró por mucho tiempo, enamorándose también del aroma a girasol y canela.

Se habían hecho amigos de una forma rápida y fácil, los sentimientos crecieron por igual en ambos, los mismos sentimientos hermosos que fueron confesados un año y medio luego, bajo la luz de la luna y con una hermosa vista al lago.

Youngjae era un sol, una persona que desprendía brillo por doquier, con una personalidad igual de cálido y brillante, más su hermosa figura, claro que el no pudo resistirse.

Mientras, Jeongin era un omega amable y alegre, siempre dispuesto a dar su ayuda y vamos, ¿quién no podría enamorarse de él?

La hermosa marca que reposaba con anterioridad en su cuello se había hecho cuando ellos cumplieron cinco meses de relación.

Muy rápido. Esa es la palabra que todos habían utilizado al verlo, pero no importaba, ambos estaban enamorados, ¿para qué esperar? No pasó mucho para que Jeongin quedara en cinta.

Dieciocho años y ya estaba esperando un bebé de un alfa que apenas tenía diecisiete. Sus padres los habían casi obligado a abortar, a lo que claramente ambos se negaron, huyendo así de su hogar para mudarse a Seúl.

Youngjae buscó trabajo, lograron alquilar y aunque no era el mejor lugar para un omega en estado, era lo único que el alfa podía ofrecerle.

La pequeña Karina de cabellos negros y ojitos café había nacido saludable y fuerte, algo que ambos agradecieron profundamente. Un año después nació la pequeña Yuna, una bebé castaña y con ojitos de un café claro.

Youngjae había decidido comenzar a trabajar tiempo extra y ahorrar para comprar una casa, ya no podía tener a su familia en aquel alquiler. Para cuando Jeongin anunció su tercer embarazo, Youngjae ya tenía casi todo el dinero para poder comprar aquella casa que habían visto junto a su omega.

La pequeña Haerin de cabellos rubios como el alfa, había nacido, tan bonita, con esos ojitos verdes que había heredado de la madre omega de Youngjae.

Cuando Haerin cumplió tres meses, la casa ya fue comprada por la familia Choi y Jeongin anunció la noticia de un nuevo embarazo.

Wonyoung fue la última niña, la bonita bebé nació saludable y era una copia viva a la madre alfa de Youngjae, con su cabello rubio y sus ojitos azules.

Eran una familia feliz, estaban bien económicamente y ambos se amaban, hasta que un día algo cambió, Jeongin había anunciado su quinto embarazo, pero esta vez Youngjae no tenía aquel brillo de felicidad y eso le dolió, mucho.

Lo había notado distante con anterioridad, pero no le tomo mucha importancia, por las que el alfa llegaba tarde a casa, Jeongin sabía que era por el trabajo, además él siempre estaba atento a sus hijas y a él, siempre lo besaba y le daba amor.

Cuando el pequeño Choi Jungwon nació las cosas en aquella casa se tornaron tensas.

Youngjae llegaba cada vez más tarde y Jeongin se sentía abandonado, mas no le reclamó, pero un día, en su aniversario, Jeongin había decidido ir a llevarle la cena a su pareja al trabajo.

Mala idea.

Lo vió y no le gustó, no le gustó ver a su alfa besar a otra omega y le dolió, le dolió el corazón y le dolió el lazo, el cual fue roto justo en ese momento.

Youngjae había marcado a alguien más y lo había hecho frente suyo.

Hablaron, lo discutieron.

“Ella es mi destinada”

Sí, ¿pero? Ella era su destinada, pero él tenía una familia, ¡Dios! Tenían cinco hijos.

Habían decidido separarse, por más que le duela, Jeongin no podía obligar al alfa a que esté con él.

Entonces fue, Jeongin se volvió alguien reservado, vivía con miedo y siempre estaba triste, lloraba por las noches y sus hijas tenían que consolarlo.

Pero entonces Hwang Hyunjin hizo acto de presencia.

Ese bonito alfa le iluminó nuevamente la vida, con sus piropos mal hechos y esa sonrisa encantadora acompañada de pequeños regalos, él realmente lo hizo volver a sonreír.

Había estado cortejandolo por cinco meses, cinco meses en donde Hyunjin le llevaba regalos y Jeongin era pura alegría, entonces decidió darle una oportunidad y comenzaron a salir oficialmente.

En la quinta cita Jeongin le informó que tenía cinco cachorros y un lazo roto, el omega vio el terror en sus ojos miel, pero sus palabras le encantaron.

“¿Quién fue tan idiota para dejar a semejante omega?, pff, si por mi fuera te tendría siempre entre mis brazos. además, respecto a los cachorros, quiero saber, ¿me cuentas?, tengo que conocer a mi futura familia”.

Tuvo miedo del rechazo, sí, porque Jeongin sabía que Hyunjin era su destinado y no quería perderlo, pero no lo hizo, Hyunjinnie se quedó a su lado.

Por otro lado, Youngjae había vivido cuatro meses junto a su pareja destinada, pero luego la perdió, ella un día simplemente se fue, lo dejó diciendo que no podía estar con él, entonces fue cuando Youngjae volvió a buscar a su bonito omega, pero él no lo recibió con los brazos abiertos, es más, le gritó sus verdades y lo alejó.

Entonces Youngjae se había vuelto alguien frío, cada fin de semana tenía una omega nueva y no le importaba si sus hijas lo veían, ya no le importaba nada, había perdido a dos omegas, no se volvería a enamorar, él no, ¿entonces por qué Jeongin sí?

Entonces ahí estaban, aunque Jeongin volvió a ser el omega alegre de antes, Youngjae aún seguía siendo tan diferente a como lo conoció.

Youngjae le había reclamado de Hyunjin cuando él fue quien lo abandonó, pero no iba a caer, esa mascara falsa no iba a hacerlo caer, él estaba feliz con Hyunjin, no iba a dejarlo ir por algo que ya pasó.

Estaba decidido, Jeongin no volverá con Choi Youngjae.

Papá alfa ❁ HyuninDonde viven las historias. Descúbrelo ahora