Gabriel Agreste, probablemente sería un simple nombre de un hombre, pero no soy nada simple, soy un famoso diseñador de modas, alcancé la fama y fortuna gracias a mis diseños, todo lo logré porque encontré las influencias adecuadas, me abrí camino hasta llegar a donde estoy ahora: una vida perfecta. Vivo rodeado de lujos en mi mansión, todo lo que hago en mi trabajo es perfecto porque siempre lo he deseado de ese modo, todo es perfección en mi vida, mi hijo es perfecto, un modelo de mi marca Gabriel a quien le doy todo lo que necesita; aunque es algo obstinado cuando se trata de su seguridad y de todo lo que hago es por su bien, no entiende cuantos sacrificios he hecho para que lo tenga todo, hasta le he permitido asistir a la escuela Francois Dupont justo como él quería ya que no quería seguir estudiando en casa. No me gusta que asista a esa escuela por el tipo de jóvenes que puedan haber allí.
Todo y cuanto quiera hacer, incluso tiene clases extracurriculares: esgrima, piano, chino, entre otras cosas. Mi hijo lo es todo para mí, una imagen que cuidar y proteger, quiero que siga siendo una imagen de perfección, tal y como era su madre.
Una vida perfecta, un trabajo perfecto, una asistente perfecta, un hijo perfecto. Perfecto, me estoy auto engañando. Nada es perfecto, todo es apariencia para mantener mi imagen, nadie sabe que no hay nada de perfección en Gabriel Agreste y eso en mi interior lo sé de antemano, tapando la cruda verdad, nada es perfecto. No, mi vida no es perfecta a causa de mi esposa, ella no ha estado conmigo en mucho tiempo, desapareció de mi vida y eso, me ha cambiado por completo, si a mi hijo le fuera a pasar lo mismo, mi mundo perfecto, el cual el cual me he impuesto yo mismo, se derrumbaría, ahora sin mi esposa está agrietado. He tratado de vivir con esa mentira de "vida perfecta" desde que ella no está en mi vida. Mas por dentro algo distinto está surgiendo, lo que siempre he tratado de ignorar durante años: la necesidad de volver a tener una mujer a mi lado. Cuando ella desapareció jamás he posado mis ojos en otra mujer por mi propio juramento, así lo he mantenido hasta ahora. La amaba demasiado como para ponerme a pensar en alguien que no fuera ella.
Sin embargo, esa promesa que he mantenido jurar es casi imposible de lograr. Me siento internamente vacío, necesito de alguien que vuelva a llenar ese frasco vacío que tengo internamente como lo hacía mi esposa que siempre lograba llenarlo de cosas tan dulces como el amor que hasta olvidaba por completo sus defectos.
Ella siempre fue perfecta para mí y todo sería perfecto si siguiera a mi lado.
No he podido olvidarla, está siempre invadiendo mis recuerdos, su bello rostro, su tierna sonrisa, era como un ángel, una princesa que apareció en mi vida cuando era muy joven, se terminó convirtiendo en el amor de mi vida, mi amiga incondicional, mi novia, mi esposa, mi amante, ella lo era todo.
Necesito de vuelta su calor, su sonrisa, su voz, aunque sé que eso será imposible, es lo único que deseo en esta vida para volver a sentirme completamente feliz.
Hoy empieza un nuevo día, el amanecer había llegado, parecía que iba a ser un día de rutina, me levanté de mi cama como siempre al sentir los rayos de sol pegar sobre mi rostro, entré a mi baño para mi propio aseo personal, abrí la llave de la ducha y entré en ella, dejando que el agua me corriera por todo el cuerpo sintiendo como las gotas de agua se deslizaban en cada centímetro de mí; como bajar de una larga colina hasta llegar al suelo, cerraba los ojos ansiando que el agua que me caía en la espalda fueran las manos de mi mujer, unas suaves y delicadas manos como seda y porcelana. Los hombres tenemos tantas necesidades en la vida y la mía ahora era esa que muchos desean tener, aunque ahora, sea imposible.
Me vestí cuidando cada detalle de mi ropa, evitando cualquier arruga presente y me peiné mi cabello de manera habitual para continuar con mi ritual de rutina diaria y laboral.
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Belleza Parisina [Versión 3]
FanfictionLa vida del famoso diseñador de París Gabriel Agreste ha sido perfecta, mas nadie sabe lo que debe enfrentar cada día desde que su esposa desapareció, el desespero de la soledad, la tristeza profunda, un dolor que nadie entiende debido a la necesida...