Capítulo 2

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Siento que mis oídos están tapados y un molesto pitido reemplaza los sonidos del exterior, mi sentido de la orientación está intacto, puesto que sé muy bien que aún me encuentro sentada en la mesa, con mis padres mirándome fijamente, tal vez esperando una reacción de mi parte.

Una parte de mi cerebro no debe estar funcionando bien, esa es la única explicación lógica a las anteriores palabras de mi padre y el extraño apoyo que mi madre estaba dándole ante su descabellada idea.

"Creemos que sería una buena idea que desposaras al señor Munson" 

"Creemos que sería una buena idea que desposaras al señor Munson"

"Creemos que sería una buena idea que desposaras al señor Munson"

Entonces mi cerebro despertó, haciendo que esa frase me empapara como el agua fría de la playa Brighton en invierno.

–¿Qué?– fue lo único que salió de mi boca una vez que mi cuerpo respondió a los impulsos nerviosos que mi cerebro mandó. Al menos había guardado la calma, sentía que podría explotar en cualquier momento.

–El Señor Munson es un buen hombre y velará por tu futuro– mamá tomó la palabra cuando mi padre no pronunció palabra alguna. El oxígeno en la habitación pareció extinguirse de pronto, mi corazón parecía querer salir de mi pecho y no de la forma en la que Alex me hace sentir. No, esto era terror puro.

Claro que conocía al Señor Munson, era dueño de la compañía pesquera más grande de Londres, madre le compraba pescado semanalmente. 

Recuerdo haber leído un libro años atrás, sobre una joven que fue obligada a casarse con un pescador para salvar a su familia de la ruina. El joven pescador, era descrito como alguien atractivo y gentil. El señor Munson era 2 años menor que mi padre, tenía una descuidada barba, olía a pescado todo el tiempo y fumaba como chimenea.

Esto debe ser una broma.

–¡¿Te golpeaste la cabeza, madre?!– pregunté alterada mientras me levantaba bruscamente de la mesa, ocasionando un desgarrador chillido cuando empujé mi silla. ¿Había dicho que guardé la calma?.

–No le hables así a tu madre, Jamie– me reprendió mi padre, mirándome seriamente. En otra situación, habría bajado la cabeza y me disculparía inmediatamente por mi arrebato, pero hoy no, claro que no.

–¡Y tal parece que tú también te golpeaste la cabeza, Padre!– volví a gritar y olvidando que señalar con el dedo es de mala educación, lo apunté acusatoriamente.

–Controlate, jovencita. Somos tus padres y tienes que respetarnos– advirtió Mamá con esa elegancia que la caracterizaba.

–¡¿Y qué pasa con el respeto hacia mi persona, Madre?!, ¡¿Qué hay del respeto hacia Alex?!– pregunté mirándolos con desesperación, ésto no podía estar pasando. –¡Alex está peleando contra los alemanes para mantenernos seguros a nosotros y a su familia!– sentía mi garganta arder, una clara evidencia de que yo no gritaba habitualmente, mucho menos a mis progenitores.

–Es justamente por eso que estamos velando por tu futuro, Jamie– Papá explicó suavizando su expresión, se levantó para intentar abrazarme, más no se lo permití. –Alex es fuerte, pero incluso los más fuertes mueren en la guerra…– corté sus palabras, sin dejar que continuara con sus absurdas palabras.

Until Dunkirk/Alex/ Harry Styles Dunkerque Donde viven las historias. Descúbrelo ahora