Capítulo 8

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Una tos bastante falsa interrumpió nuestro momento, no pude evitar la risita que mis labios soltaron. Era tan surreal que Alex estuviera aquí, abrazándome como si yo fuera una ilusión más que la mente racional crea cuando se está vivienndo en tempestad. Miré a Tommy con una gran sonrisa.

–¡Tú lo encontraste primero!– me carcajeó antes de saltar a sus brazos, casi perdemos el equilibrio pero nadie cayó al agua. –¿Estás bien?– pregunté volviendo a caer en la cruda realidad.

–¿No debería preguntarte eso a ti?– me regaló de esas pequeñas sonrisas que tanto caracterizaban a mi buen amigo. –Una botella de champagne solo para mí…– susurró para que solo yo pudiera escucharlo.

–Una botella solo para ti– asentí. –¿Tú estás bien?– pregunté esta vez en dirección de Gibson, me abstuve de hablarle en francés frente a los demás por la gravedad de su situación, a los ojos de los demás "Gibson" sería un desertor. La única respuesta que conseguí de su parte fue un sutil asentimiento de cabeza, pero por su expresión, sé que estaba agradecido de que no haya dicho nada sobre su verdadera nacionalidad.

Giré para volver a ver el rostro de mi prometido, Alex me miraba con una sonrisa incrédula mientras negaba con la cabeza, estaba por hablarle pero unos golpecitos en mi cabeza cortaron mis palabras.

–Si, que lindo que el duendecillo haya encontrado a su Romeo, pero creo que esa conversación es más importante ahora– dijo el sargento O'Connor apuntando sobre nuestras cabezas. Al parecer, el capitán de marina dió la orden que volver a encargar a todos los hombres que tuvieron que abandonar la nave.

Tommy y yo nos miramos, luego llevé mis ojos al agua salada que se movía impasible a nuestros pies; mi compañero rápidamente entendió, con sus azules ojos pareció transmitirle la información a Gibson y en menos de un segundo ambos ya estaban empapados de pies a cabeza.

Alex a mi lado soltó una risa nasal ante las nuestras acciones, no pude evitar llevar mi mano a su mejilla, él cerró sus ojos ante mi tacto, disfrutando de las caricias que con tanta devoción exparcia por su rostro, me recordó a las tardes de verano en mi jardín cuando jugábamos ajedrez en el césped y bebíamos el té por varias horas, incluso aveces solo hablábamos de nuestro futuro juntos. Esos recuerdos parecían tan lejanos hace 1 hora, pero ahora teniéndolo aquí conmigo, el futuro parecía sonreirnos.

Subimos por el mismo lugar que los muchachos bajaron para esconderse y volví a bajar mi cabeza cuando pasamos frente a los mayores, los mechones de mi cabello cobrizo se me pegaban a la frente, espero que eso ayude en algo.

La mano de Alex roza con la mía, provocando que esas corrientes eléctricas me consumieran, lo miré con una pequeña sonrisa pero  el no la correspondió, sus ojos esmeralda me examinaban con cuidado, incluso podía escuchar los engranajes de su cabello trabajando hasta el máximo para entender la situación, no lo culpaba, no había tenido tiempo de explicarle la situación.

Nos subieron a todos en un barco más pequeño impulsado por motor, nos llevarían a un barco que no pudo acercarse a la playa gracias a la marea baja.

Miraba el horizonte, disfrutando del viento en mi cara pero la mano de Alex sobre la mía llamó mi atención. Nuestras manos parecían diferentes pero iguales al mismo tiempo, ambos estábamos llenos de rasguños y suciedad, una clara evidencia de que no estábamos en un día de campo.

–Jamie…¿En qué estabas pensando cuando viniste aquí?– su voz tenía un ligero tono de reproche. Tragué con dificultad.

–Vine a buscarte…– no estaba mintiendo, estaba ahí por él.

Until Dunkirk/Alex/ Harry Styles Dunkerque Donde viven las historias. Descúbrelo ahora