II

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Había transcurrió un mes desde que encontró al Omega en el río y su vida habia  dado un grito de 340 grados, al principio fue difícil que Jimin confiara en ella ya que seguía con miedo y casi no hablaba.

Una vez había salido y cuando regreso vio toda la cabaña limpia y reluciente y cuando  entro a la cabaña Jimin se asustó; y se había arrodillado pidiendo que no le golpeara porque no había hecho la comida, el corazón de la anciana se quebró, quien fue el que le hizo tanto daño a ese hermoso Omega?, Quien se atrevió a lastimarlo tanto?, La anciana se acercó a él y lo levanto del piso, el pobre chico estaba temblando del miedo.

—Pequeño Jimin, mirame—pidio con dulzura

El mencionado alzó su mirada con temor
—Yo no te golpearme, no hay porque, no es tu  deber tener todo listo—explico con voz suave y dulce, queriendo transmitirle paz.

Jimin asintío despacio y sus ojitos empezaron a lagrimear —G-Gracias, gra-gracias—repetía entre sollozos

La anciana nego con una suave sonrisa—No hay nada que agradecer pequeño, ahora ven, vamos para que comas tus galletas favoritas—ante la mención los ojitos del Omega brillaron.

Desde aquel entonces siempre le explicaba a Jimin que nadie lo iba a golpear y aunque le costó, de poco a poco el Omega fue dejando de tener miedo a la anciana, sin embargo la anciana sabía que no podía mantenerlo siempre en una cajita de cristal aunque ella quisiera.

La cosecha de manzanas se acercaba y era hora de venderlas, no sabía cómo Jimin iba a reaccionar ante más personas y eso es lo qué más temia.

Por otra parte Jimin se sintió tan confundido cuando la anciana le dijo que no le golpearía, a decir verdad el esperaba lo peor, tal vez unos latigazos o golpes con un palo ya que en su manada así eran las castigados, los Omegas no tenían derecho a nada, si no tenían la casa limpia, ordenada y la comida lista para cuando llegara su Alfa, eran castigadas frente a toda la manada.

Aún recuerda cuando la anciana observo su espalda y parte de su carita se encontraba  llena de moretones, se había llenado de irá y estaba dispuesta a ir a hacer un conjuro para arruinarles la vida al desgraciado que se atrevió a hacerle tal atrocidad, pero el Omega la detuvo y la anciana se había puesto a llorar por todo lo que tuvo que a ver sufrido el pequeño Jimin.

Y fue ahí cuando tomo el valor de preguntarle que le hacían en la otra manada a lo que Jimin se había puesto ansiosos y nervioso pero al final decidió contarle todo

Y cuando le terminó de contar todo su ira se había disparado aún más y sus lágrimas salían sin control y se volvió a reimplantar el hacer un hechizo, después de todo no les vendría nada mal.

Después de ello la anciana lo había consentido tanto que al final el pequeño Jimin lloro por tener ese amor maternal del cuál había extrañado y se le había prohibido.

El tiempo pasó y su relación con Jimin había mejorado más, aunque a pasitos de pingüino pero se había logrado algo significante, ahora Jimin le decía abuela y su corazoncito se regocijo feliz y su lobito no se quedó atrás.

Cuando el Omega llegó al Reino la abuela le había dicho que el Reino se llama El Reyno de Jade y que su Rey es una gran persona y un gran Alfa que siempre ha velado por su pueblo, un jovencito muy amable.

También lo había sacado una vez en la madrugada para que pueda apreciar el arte del cielo el cual el Omega quedó fascinado al ver cómo esos colores se mezclaban hacían el contraste perfecto y la brisa refrescante junto con el aroma de las flores

Desde aquel día, Jimin se levantada temprano para poder apreciar el arte del cielo.

Desde aquel día, Jimin se levantada temprano para poder apreciar el arte del cielo

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El tesoro del Alfa KimDonde viven las historias. Descúbrelo ahora