IX

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Reino de Arcelia

—Mi Rey, ha llegado una carta del Reino Jade—informo el guardia 

—Damela—tomo la carta y con tan solo ver el sello sabia de quien era

Empezo a leer la carta rapido y una vez que termino dijo—Alista a los soldados, partiremos en diez minutos—el guardia asintio y salio de la oficina 

—Malditos bastardos—gruño molesto el azabache 

Los diez minutos transcurrieron y el Rey junto con sus tropas partieron hacia el Reino, sabian que en cuanto antes lleguen seria mejor para preparar una estrategia de ataque. Como Rey el tampoco podria dejar desprotegido su pueblo por lo que la otra parte de los soldados se quedaron en guardia para el Reino.





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En el bosque al norte

Era de noche, la luna era lo único que iluminaba a las cabañas que estaban apartadas del centro de la manada, donde algunas cabañas no tenían con que iluminar. Aquella noche el Alfa Jung sabia que los Alfas de la manada estarían cansados debido al esfuerzo que hicieron para entrenar a pesar de estar heridos, sin embargo lo que mas sufrieron fueron los Alfas que habían logrado regresar y escapar de las manos del Rey Kim, debido a que ellos fueron sentenciados a ser torturados frente al pueblo para que todos observen lo que sucedía si llegan a volver derrotados.

Los omegas habían sido obligados también a observar debido a que si su alfa moría ellos serian vendidos como esclavos e incluso siendo llevados como esclavos sexuales, perderían su valor y sus cachorros serian asesinados, por la gran falta de error que cometan en el campo de batalla.

Tal cual como habían quedado, el alfa Jung saco en la noche al Omega pero antes habían tenido que dormir al alfa del omega, Jung estaba consciente de que al alejar al Omega de su alfa, el omega sufriría demasiado y aun mas si estaba en cinta, sin embargo tenia que arriesgarse de lo contrario el alfa mataría al omega. Así que con cuidado llevo al Omega hacia el bosque pero en medio del camino se encontró con otro alfa, el esposo de Sana.

—¿Qué haces aquí?—pregunto molesto Jung 

—Llévatelos contigo, por favor—suplico 

Sana no sabia que sucedía, su alfa solo le había explicado que iban a salir a pasear—A-Amor....no estoy entendiendo 

Su esposo sonrió—Es hora mi amor, tenemos que irnos 

El soldado que los estaba esperando interrumpió—Apúrense, alguien pude vernos 

Antes de que pudieran responder otro Alfa grito—¡TRAIDORES! —

Sana se asusto y los miro con preocupación —¡Maldición, corran!, ¡vamos! —apresuro Jung

Todos cinco empezaron a correr y adentrarse al bosque mientras un grupo pequeño de alfas los empezaron a seguir, el corazon se Sana estaba latiendo desenfrenadamente, su preocupación era su cachorro y no solo eso, se fueron con el omega que estaba enfermo y ella sabia que era muy poco probable que sobreviva, la sobre fuerza y el clima iban a terminar haciéndolo abortar si o si y para empeorar los alfas les estaba pisando los talones y ellos tenían que correr rápido, Jung llevaba al omega en sus brazos debido a que estaba aun delicado, mientras que Sana junto a su cachorro y su Alfa corrían como si dependiera de eso su vida, la noche estaba gélida y Sana buscaba la manera de que su cachorro no se resfriara, mientras que Jung rezaba a que el Omega sobreviviera a todo el trayecto del viaje.

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⏰ Última actualización: Mar 15 ⏰

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El tesoro del Alfa KimDonde viven las historias. Descúbrelo ahora