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Madelyn Martinez:

Me desperté al sentir un cosquilleo en mi rostro, no sabía de que podría ser.

¿Y si era algún bicho?

Abrí los ojos exaltada soltando un manotazo arriba de mi cabeza para que cualquier cosa que estuviera en mi rostro se fuera.

Pero en vez de eso sentí como mi mano se estallaba con fuerza contra la cara de Jae, que se alejó rápidamente de mi con la mano en su mejilla.

Oh, no.

—Oh, Jae. Lo siento mucho.—

Me pare enseguida de la cama intentando llegar a él.

En su rostro se posó una sonrisita burlona.

Me iba a molestar, lo sabía.

—Solo quería despertarte con unos besitos y así me pagas, Madelyn.— puso un puchero muy tierno la verdad.

Y yo puse cara mala, no me gustaba que él en particular me llamara 'Madelyn'.

—No me llames 'Madely'.— susurre con molestia.

Sentía mis cejas frucirse ante el descontento que tenía.

Y Jae cada vez iba ensanchando más su sonrisa.

—Pero si así te llamas, Madelyn.— me estaba haciendo frustrar bastante.

Ya no quería a este Jaden que me molestaba.

Quería a mi Jaden cariñoso, él que me daba muchos besitos y cariñito.

Al parecer mi rostro estaba reflejando mi frustración porque él me miraba con más gracia.

—¿O cómo quieres que te diga?— parece que ya no le dolía mi bofetada.

¿Y si le daba otra?

Se había apoyado en mi escritorio con los brazos cruzados haciendo resaltar sus bellos tatuajes y se veía tan hermoso.

Pero ahora lo estaba odiando, me estaba tratando como si fuera su amiga.

Y yo no soy su amiga.

¿O si?

—No lo sé, Jaden. Tu tendrías que saberlo.— mi humor había cambiado drasticamente.

Ahora quería acostarme, seguir durmiendo y esquivar a todo el mundo.

Joder, ese efecto tenía Jaden en mi.

Estoy jodida.

Me cruce de brazos, claramente enojadisima y caminé a mi cama, ahora no saldría en todo el día y no iba a dejar que nadie me molestara.

Y menos él, que un día me quiere y ahora me está molestando.

Encima sabe que estoy enojada y no hace nada para remediarlo.

¡¿Por qué no hace nada?!

—Ya cariño, no te enojes.—

¡Al fin!

Pero no le iba a salir tan fácil su bromita.

Me termine de acostar tapándome hasta la cabeza con mis mantitas dándole la espalda.

Vi como él dio la vuelta rodeando mi cama y se arrodillo en frente de mi cara para poder hablarme.

Cerré los ojos para no verlo porque yo no iba a hablar con él.

Eso le pasa por molestarme.

—Vamos pequeña, era una bromita.— susurro tan cerca de mi que pude llegar a sentir su aliento de menta chocar contra mis labios.

Mi Debilidad.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora