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Madelyn Martinez:

Desperté algo aturdida, la cabeza me dolía muy fuerte y la luz que ingresaba de la ventana no me permitía abrir los ojos correctamente.

Refregué mis ojos con cuidado y lentamente podía ir abriéndonos.

Me removí incomoda, ya que me dolía todo el cuerpo. Tenía mis brazos más sensibles de lo normal y sentía toda mi espalda contracturada.

Dios, parecía que me habían pasado diez camiones por arriba.

Cuando quise levantarme de la dura camilla para ir al baño, me percaté que tenía un fuerte brazo rodeando toda mi cintura, o mejor dicho, todo mi cuerpo.

Y podía reconocer perfectamente de quien eran esos brazos, esos hermosos tatuajes lo delataban.

Comencé a repasarlos con mi dedo, como ya me había acostumbrado a hacerlo.

Ahora mismo me encontraba tan relajada, sentía que estaba segura y que todo estaba en su lugar nuevamente.

Con él a mi lado, todo se sentía correcto.

Sus brazos se contrajeron apretandome contra su duro pecho, pasó una de sus piernas encima de las mías y se abrazó suavemente a mi.

Un gruñido retumbó en su garganta y se removió incomodo, se acomodo mejor, casi encima de mi cuerpo y apoyó su cabeza en mi pecho.

Reí suavente y liberé mi mano para acariciar la piel de su cuello.

Estaba tan cansada de toda esta situación, la ex novia de Jaden está tan loca que comienza a darme miedo.

Sé que cuando Jae despierte va a querer que le cuente lo que sucedió.

Pero ahora lo iba a dejar descansar e iba a tratar de descansar yo un poco más.

Cerré los ojos inhalando profundamente y estaba a punto de dormirme cuando escuché como la puerta se abría.

Al instante pude ver una cabellera rubia y una silueta delgada, era Amy.

Una sonrisa adornaba su amable rostro y en sus ojos había un destello de felicidad, me gustaba mucho verla así de contenta, parecía más joven.

Jaden heredó toda su belleza.

Ella entro silenciosamente a la habitación mientras pasaba la mirada de su hijo a mi sucesivamente, que Jae al escuchar la puerta, buscó esconderse aún más en mi cuello.

Amy me regalo una sonrisita llena de ternura y se sentó a nuestro lado, en el pequeño sofá.

—¿Cómo estás, Mad?— susurró para no despertar a su hijo.

—Bien, Amy.— pasé mi brazo por la espalda de Jad cuando lo sentí gruñir, al parecer estaba soñando algo. —Solo me duele un poco el cuerpo, pero estoy bien.—

Hablábamos en susurro para no despertar al oso durmiente.

—¿No te pesa Jae?, puede hacerte mal, cariño.— me miró preocupada e iba a levantarse para correr a su hijo de mi cuerpo.

—No, no. Estoy bien, no está encima mío, tiene su cuerpo a mi lado.— la calme antes de que lo mueva, estaba muy cómoda con mi osito gigante a mi lado.

Amy asintió algo desconfiada pero igualmente se sentó en el sofá.

—En un momento vienen los médicos a hacerte un chequeo.— acarició mi brazo que estaba sobre Jae, yo solo asentí y me dispuse a hacerle caricias a Jaden en el pelo con mi otra mano.

Estaba respirando algo pesado y me estaba asustando, quizás estaba soñando algo feo pero con mis caricias se calmó un poquito.

Amy me miro con tanta ternura que sentí que se iba a derretir.

Mi Debilidad.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora